miércoles, 24 de octubre de 2012

Experiencia educativa en la dictadura franquista


La persona a la que entrevisto tuvo bastante suerte comparada con otros casos ya mencionados en este blog. Esta persona prefiere mantener su anonimato en esta entrevista por lo que no se mencionará su nombre en ningún momento aunque sí datos personales.

Nació en 1959 y pudo estudiar desde los cuatro años hasta los catorce en el Colegio Agustinos de Málaga (más tarde continuó sus estudios), un colegio privado masculino que contaba con treinta alumnos aproximadamente por clase, todos de la misma edad. Era un colegio religioso en el que la clase la impartían curas que daban todas las asignaturas asignadas de la época. Entre estas asignaturas se encontraban las comunes a hoy en día como matemáticas, geografía, gramática, historia universal… Otras ya desaparecidas son historia sagrada, (en la que estudiaban básicamente la biblia) o formación del espíritu nacional, que trataban la política con niños que no superaban los doce años…

 El horario escolar comprendía entre mañana y tarde: 9 am-1 pm y de 4 pm a 7pm, la escuela no tenía comedor, por lo que los estudiantes tenían que comer en sus casas y volver de nuevo a clase. En el caso del entrevistado no fue este un problema ya que vivía a 300 m y se desplazaba andando.

El entrevistado recuerda el colegio como un patio rodeado de columnas y una gran iglesia barroca. Su clase, llena de pupitres de madera con un orificio para la tinta, y colgado en la clase un crucifijo  y un mapa de España. Como material escolar usaban lápiz, goma, plumier…


El maestro utilizaba como método de enseñanza la violencia verbal y psíquica, llegando a humillar públicamente a muchos compañeros y no transmitía entusiasmo para el estudio. La disciplina era muy dura y los castigos eran algo matutino. Él sufrió un castigo leve, comparado con el de sus compañeros, en el que se le propiciaron dos guantazos por balancearse en una barra de hierro. Existían otros castigos como colocarse de rodillas y poner los brazos en cruz, pegar a los alumnos con correas de cuero, golpes con un silbato de hierro en la cabeza… La figura del maestro era como siniestra y amenazadora, en el que este antiguo alumno opina que había un exceso de autoridad y abuso. En ningún momento cualquier alumno podría exponer su opinión ya que sería castigado con algunos ejemplos anteriores.

Alguna anécdota que recuerda a nivel de castigo era como los niños gritaban un: ¡Toma! Cada vez que el maestro le daba con un látigo a algún alumno, y si hacía el intento pero no llegaba a darle y alguno gritaba se le pegaba con ese látigo también. Aquí se puede ver reflejado la normalidad con la que los niños observaban el castigo.

Otra pequeña historia es la de un alumno que confesó que Recio, otro alumno, hizo trampas jugando al futbolín. Cuando estaban todos formados el cura llamó a Recio y comenzó a darle latigazos pero el primer alumno le comunicó que era Díaz Recio no García Recio. El cura inmediatamente llamó al otro niño y comenzó su castigo. No hubo ningún gesto de compasión, ni mirada ni disculpas para el niño ``inocente´´.

Lo que más destacaría el entrevistado de su trayecto en la escuela es la excesiva influencia tanto religiosa como política en la educación, que en su caso hizo el efecto contrario a lo que le impartían en el colegio. 

Aquí termina una de tantas historias de niños y niñas que vivieron una educación diferente a la de hoy en día pero sobretodo muy abusiva y dura.

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