martes, 23 de octubre de 2012

Entrevista a Antonia Díaz



NARRACIÓN DE HECHO HISTÓRICO.

Historia de la escuela – Narración de hecho histórico.
La protagonista de nuestro hecho histórico se llama Antonia Díaz, de 78 años. Antonia nació en el año 1934,  en una familia muy humilde dedicada a la faena según el artículo de temporada. Antonia vivió muy pequeña la guerra civil española, sin embargo nunca se le olvidará debido que a los pocos meses de comenzar la guerra su padre murió dejando al cuidado de ella y de su hermana pequeña a su mujer, Isabel García. 

Doña Antonia entró al colegio con 9 años, y no duraría mucho en el colegio ya que a los 10 años su madre la tuvo que sacar para que la ayudara a trabajar en la faena, ayudar con las pasas, limones y almendras en las fábricas. 
Doña Antonia no se acordaba del nombre de su colegio aunque no duda en afirmar que era un colegio público, al que iba todos los días andando ya que estaba muy cerca de donde ella vivía, escasos cinco minutos. Recuerda su colegio como un recinto no muy grande en el que sólo había dos clases, una a la que iban las niñas mayores y otra clase a la que acudían las más pequeñas. Era un colegio sólo de niñas y había dos profesoras, una por aula. Ella aún recuerda las clases:

            Las dos clases que había en todo el colegio eran grandes, imagínate que en cada clase había unas 40 o 50 niñas. No son como vuestras clases de hoy día que sois menos y tenéis colegios mixtos, eso antes era impensable”.

Recuerda también que tenía una profesora y que en todo el colegio sólo había dos profesoras, una para cada clase:

            “Los profesores de antes e incluso la educación era mucho menos seria que ahora, como ejemplo te puedo decir que si la profesora tenía que irse en medio de una clase a hacer la compra se iba, se despedía y dejaba a una de las alumnas mayores al cargo de la clase”.

Su colegio no disponía ni de comedor ni de actividades extraescolares.

Sin embargo a pesar de esto, Doña Antonia guarda un gran recuerdo de su profesora a la que veía como una persona cercana, muy mayor y buena persona ante todo. Sólo tenía tres asignaturas: leer, escribir y las “4 reglas”, lo que hoy es sumar, restar, multiplicar y dividir. Según doña Antonia la asignatura que más le gustaba y la que se le daba mejor eran las 4 reglas, lo que hoy sería matemáticas. Su material escolar era un lápiz cuando su madre podía comprárselo, una libreta y una goma.
Las clases tenían muchos pupitres y una pizarra pequeña detrás de la mesa de la profesora. Doña Antonia entraba a clase a las 9:30 y salía a las 12:45 o a las 13:00 según la profesora tuviera más prisa o no. Antonia nos cuenta que llegaban a clase, la profesora explicaba en la pizarra y ellas copiaban, y al día siguiente mediante preguntas la profesora veía quién estudiaba y quién no. También cuenta que en esa época los colegios, sobre todo el suyo, estaban muy marcados por la religión, siempre les enseñaban y decían que la religión era lo máximo. 

La disciplina era muy dura, se impartían muchísimos castigos entre los que Antonia destaca cuando te hacían poner la mano y te pegaban en la palma con una regla de madera, o te ponían de rodillas con los brazos extendidos sujetando libros muy pesados o te pegaban con chanclas. Doña Antonia sufrió algún que otro castigo porque ella era muy charlatana y nada más que hacía hablar con la compañera de al lado y los profesores la castigaban sentándola de rodillas sujetando libros. La relación entre padres y profesores era inexistente, los padres no hablaban con los profesores y las notas que sacaban sus hijos ni se enteraban. Las relaciones entre alumnas y profesoras eran nulas, las alumnas no se atrevían a decirle nada a la profesora y mucho menos llevarle la contraria ya que eran castigadas. A pesar de su corta experiencia en la escuela Doña Antonia nos contó varias anécdotas, como:

“Un día llegaba tarde a clase y subí las escaleras corriendo y la profesora me gritó y me dijo que me fuera a mi casa”.
“La profesora miraba de forma diferente a las alumnas, por ejemplo, yo tengo una hermana mas pequeña y a ella la miraba de forma amable y la trataba bien y a mí no me miraba así. En casa siempre lo comentábamos a nuestra madre”.
“En mi colegio las niñas más pudientes entraban por una puerta y las que no tenían tanto dinero entrabamos por otra”.

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