miércoles, 2 de noviembre de 2011

.- Resumen de la entrevista que me ha concedido Dª Marta López, nacida en el
año 1941, a la que le he realizado preguntas en relación a los recuerdos y vivencias de
su etapa escolar, así como comentario personal sobre la entrevista realizada:
Dª Marta López nació en el año 1941, y comenzó sus estudios con la edad de
seis años en el Colegio Privado de las Esclavas Concepcionistas del Sagrado Corazón
de Málaga, en pleno centro de la ciudad. En este mismo colegio había estudiado su
madre, y por ello fue enviada al mismo. El recuerdo que tiene de este colegio es el de
que era de construcción clásica, con un gran patio y una capilla preciosa. La clase en la
que estaba era muy soleada, y las niñas, (porque el colegio no era mixto), se sentaban
en pupitres individuales, con una gran pizarra al fondo. En este colegio sólo permaneció
cuatro años, aunque en el mismo llegó a hacer la comunión.

Cuando cumplió diez años de edad continuó sus estudios en el colegio privado
Sagrada familia “El Monte”, situado en la C/Ferrándiz de Málaga, bastante más cerca de
su domicilio. Este colegio es de arquitectura singular, ubicado el edificio principal sobre
un monte, de ahí que sea conocido como “El Monte”. El primer recuerdo que tiene de
este colegio es el de que tenía muchos jardines, unos pasillos muy amplios y también
una capilla que a ella le parecía de gran belleza, presidida por una virgen blanca que
todas las alumnas, pues tampoco era mixto, tenían siempre como referencia. Las clases
a ella le parecían muy grandes, con los techos muy altos y enormes ventanales.
Los dos colegios eran privados, pero lo cierto es que, aunque naturalmente era un gasto

que representaba un pequeño esfuerzo para los padres, acudían muchas niñas de la

zona, de lo que actualmente podemos considerar la amplia clase media española, por lo
que tampoco podemos considerarlo como un colegio elitista, sino de carácter religioso,
con un ideario específico. Además, existían becas para aquellas niñas que disponían de
menos recursos, y que sufragaba el propio colegio, pues no existían subvenciones del
estado.
Al colegio de las esclavas Dª Marta acudía en tranvía, pues ella vivía en el
popular barrio de la Victoria, y distaba del centro 1 Km. Al segundo colegio (“El
Monte”) acudía en bicicleta, pues estaba mucho más cerca de su casa.
Centrándonos ya en el segundo colegio, que es del que mas recuerdos tiene la
entrevistada, hemos de decir que en las clases estudiaban niñas, pues ya hemos dicho
que no era mixto, como ocurría con todos los colegios religiosos en aquella época, y
eran todas de la misma edad. Habría unas treinta y cinco alumnas por clase, y sus
profesoras eran maestras religiosas. Una profesora le impartía todas las materias,
excepto la que denominaban “labores”, que siempre daban con otra religiosa experta en
esta materia.

Mi entrevistada veía la figura de su maestra como alguien superior, que tenía

muchos más conocimientos que ella y que era digna de seguir su ejemplo como persona.
Notaba que existía en todas las maestras que le dieron clase un gran entusiasmo y que
les llenaba mucho estar con sus alumnas. Lo que sí existía era mucha disciplina en la
clase.
Las asignaturas que se impartían eran Matemáticas, Lengua, Geografía, Historia,
Religión, Ciencias Naturales, Gimnasia y labores.
En cuanto a los idiomas, quizás como la congregación procedía de la Sagrada
Familia de Burdeos, pues les daban bastantes nociones de francés, el inglés no lo
impartían. También daban clases de piano. Recuerda que había una asignatura a la que
daban especial importancia, y que se desarrollaba en el salón de actos, que era clase de
de urbanidad, en la que analizaban los comportamientos, tanto en el plano personal, con
la familia, y normas sociales que se consideraban adecuadas, con ejemplos muy
prácticos sobre las mismas.
La asignatura favorita de mi entrevistada era Lengua.
Lo cierto es que a la hora de estudiar, más que entusiasmo, que eso ya lo ponían
las maestras religiosas, lo que existía era responsabilidad, y la verdad es que se
estudiaba, pues además se solía preguntar mucho en clase y se repasaban los conceptos
dados con asiduidad.
Lo que se tenía como base de estudio era un libro, en el que venían condensadas
todas las asignaturas, y después cuadernos de caligrafía, en la que se incidía muchísimo,
y por ello en general tenía toda la clase buena letra. El otro libro era el catecismo, que
también se estudiaba, y como material escolar, pues lápices de colores, lápiz, y goma.
Bolígrafo no recuerda que emplease.
En cuanto al método de enseñanza, en este colegio la profesora hacía una
exposición y después del estudio de la materia por parte de las alumnas, hacía muchas
preguntas sobre los tema, “sacando a la pizarra” a las alumnas. Era un método activo,
contínuo, en que todas participaban porque además así lo provocaba expresamente la
profesora, con un examen trimestral. La participación en clase era fundamental y lo
valoraban mucho.
El horario del colegio era de mañana y tarde, con un descanso de unas dos horas
para comer. Se entraba a las 9, y antes de iniciar la clase se ponía la alumna un babero
para proteger el uniforme, se rezaba, y a continuación la profesora comenzaba a impartir
las asignaturas que correspondieran al horario. Tenían un recreo para comer bocadillo y
luego otra vez en clase, continuando las asignaturas. Tras las clases, las alumnas volvían
a su domicilio a almorzar, y por la tarde acudían nuevamente al colegio a realizar
generalmente labores y asignatura de religión.
En dicho colegio existía comedor, y también realizaban lo que hoy
denominamos actividades extraescolares, puesto que hacían baloncesto y teatro, y había
un coro para la iglesia.
En el colegio existía influencia religiosa, pues era un colegio de ideario
cristiano, pero en cuanto a influencia política, manifiesta la entrevistada que al ser una
niña ella no sentía ninguna influencia. Existía disciplina aunque no era muy dura. El
castigo consistía en quedarse en la clase a la hora del recreo cuando había una falta de
disciplina, pero ella nunca sufrió castigo alguno.
En el primer colegio estuvo cuatro años, y en el segundo colegio Sagrada
Familia el Monte hasta que terminó 4º y reválida e ingresó en la escuela normal de
Magisterio de Málaga, que estaba en la actual plaza de la constitución, durante 1 curso,
y los otros 2 lo terminó en la escuela normal que hicieron en El ejido.
Los estudios que recibió sí le sirvieron para su futuro profesional, puesto que
estudió Magisterio, y poco después de terminar la carrera estuvo en colegios privados
ejerciendo de maestra en clases de primaria.
La relación que existía entre padres y profesores era generalmente sólo si había
algún problema, no era una relación constante y fluída.
Existía diálogo entre las alumnas y maestras, aunque había normas para hablarle
a la profesora, había que guardar los tiempos, dirigirse de usted y sólo se hablaba sobre
temas académicos Había armonía en la clase en la relación entre maestro-niña. El
recuerdo de todos los profesores incluída los de la carrera es de cariño, respeto y
admiración por algunos de ellos.
La verdad es que para la entrevistada su experiencia escolar fue un tiempo feliz
para ella, estaba considerada por parte de las profesoras, sobre todo porque desarrollaba
su potencial en actividades como por ejemplo en el teatro, disfrutaba mucho haciéndolo
y siempre era seleccionada. Como anécdota en relación a esta actividad, una vez iban
todas con túnica pero sus amistades le decían que se parecía a “Sarita Montiel”….. Lo
cierto es que la entrevistada continúa su relación con el colegio como antígua alumna,
se identifica con él y está muy orgullosa de los valores que le transmitieron.
Comentario personal:
La etapa escolar de la entrevistada fue sobre todo una época feliz para ella,
marcada por la asistencia a colegios religiosos que indudablemente influyeron en su
vida.
Me ha llamado la atención que independientemente del contexto político y
económico en el que se encontraba en aquella época, la entrevistada expresa que
realmente sólo sintió una influencia religiosa marcada por el ideario del colegio en el
que estaba, y sobre todo, la pertenencia a dicho colegio como un miembro más que
perduraría para siempre, de forma que tanto la educación recibida como los valores que
le transmitieron los tiene muy vivos.
Asimismo, también he de destacar las clases de urbanidad, que me parecen
importantes, así como que desarrollaran actividades como teatro, y deporte como
baloncesto, de forma que intentaban con ello ampliar algo mas la mera actividad
académica de las asignaturas para que así las alumnas también desarrollaran el
compañerismo, la competitividad, incluso el aspecto emocional con el teatro, aunque
dicha actividad estaría limitada a temas muy concretos.
Parece que la relación del colegio se centraba en sus alumnas, y los padres no
tenían apenas influencia en las actividades que realizaba, pues tenían un estilo muy
marcado y claro.
Es también notorio que la entrevistada recuerda mucho su colegio por la belleza
del mismo, hecho este que denota que el entorno donde se desarrolla la actividad escolar
es también importante e influye en el recuerdo de forma que si la experiencia ha sido
positiva, se potencie ese recuerdo agradable por tener imágenes bellas de los rincones de
ese colegio.

Antonio Manuel Boyero de la Torre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario