jueves, 3 de noviembre de 2011

Mi experiencia en la escuela

Vagamente logro recordar que entre a la escuela a la edad de 7 años, a esa edad no sabía
todavía ni escribir y mucho menos leer.
Recuerdo que la escuela era la única que había en todo el pueblo, la verdad es que yo tenía
suerte porque estaba cerca de mi casa no como otros compañeros que vivían muy lejos. De
hecho iba andando con mis hermanos hasta la escuela.
La escuela era muy pequeña y de madera, lo que si era muy grande era el patio. Dentro del
edificio había solo dos aulas, en las cuales los pupitres eran como largas banquetas donde nos
sentábamos tres niños y un cuadro de alguno de los tres padres de la Patria (Duarte, Sánchez y
Mella) . En mi clase había niños y niñas, éramos de diferentes edades ya que al ser la única
escuela y al haber solo dos aulas nos tenían que mezclar. Un día, después que aprendí a
contar, sentí curiosidad por ver cuantos éramos en clase y me puse a contar a todos mis
compañeros, recuerdo que conté 50 alumnos. Lo que más me gustaba era la hora del recreo,
mis amigos y yo siempre después de comernos el desayuno que nos daban en la escuela
siempre jugábamos en el gran patio con la comba.
Mi maestra era la que me daba todas las asignaturas (matemáticas, naturales, historia,
religión…), pero otros años tuve también algún que otro maestro. Recuerdo que la profesora
nos daba un lápiz y una libreta, la cual dividía en dos y le daba una mitad a cada alumno. Me
encantaba utilizar mi libreta para hacer las tareas de matemáticas. La maestra siempre nos
decía tenéis que respectar a los profesores, no debéis hablar en clase…. Si no lo cumplías te
pegaba con una regla enorme que tenia. De hecho recuerdo que un algún que otro reglazo me
lleve porque era muy parlanchina. También nos impartía castigos, como ponernos de rodilla en
un rincón de la clase.
Un día, cuando estaba en segundo de primaria, una profesora me pego en la cabeza con la
mano porque estaba hablando y luego me saco de la clase. Ese día también recibí castigo en mi
casa porque mis padres estaban en constante contacto con mis maestros, ya que mi madre era
la que impartía clases de catequesis y mi padre era el segundo alcalde del pueblo, es decir, que
tenía que estar pendiente de las funciones de la escuela.
A partir de 5º teníamos que cambiar de escuela y trasladarnos a una que quedaba como a 20
km de mi casa, hasta esa escuela tenía que ir andando también. Yo pienso que ese fue uno de
los motivos por los cuales deje de estudiar, y tampoco es que mis padres insistieran mucho
preferían que me quedase en casa ayudando o con mis hermanos pequeños.
Todo lo que hoy día se escribir y leer lo aprendí en mis primeros cursos de la escuela. Lo cual
me ha servido mucho en mi día a día, ya que del matrimonio la única que sabe leer soy yo.
Porque mi marido ni si quiera fue a la escuela.

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