miércoles, 2 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE VIDA

A continuación, me dispongo a mostrar brevemente como vivió mi abuela, Juana Doblas Sánchez, el corto período de tiempo en el que fue a la escuela.
Mi abuela nació en el año 1926 en Casarabonela, un pequeño pueblo de Málaga, y comenzó a ir a la escuela a la edad de ocho años.
Ella daba clases en una casa que tenía una enorme sala, habilitada como una clase de colegio. Allí había una pizarra y un pupitre por cada dos alumnas, digo alumnas ya que por aquel entonces las niñas y los niños estaban separados en colegios distintos. También recuerda que había dos grandes ventanales con rejas, pero no tenían patio porque como sólo estaban de 9 de la mañana a 12 y media, no tenían recreo.
No recuerda con exactitud cuántas niñas podía haber, pero unas 40 probablemente y todas tenían más o menos la misma edad, ya que las más grandes dejaban la escuela porque tenían que trabajar.
Dicho lugar se encontraba a dos calles de la suya, por lo que su madre la llevaba todas las mañanas cogida de la mano dando un ligero paseo.
Tuvo dos maestras, la primera se llamaba Doña Aurora Herrera Ballesteros y la segunda Doña Concha Delgado. A ambas las que apreciaba mucho, pero siempre las trataba con respeto y se dirigía hacia ellas llamándolas de usted.
Por aquel entonces no se estudiaban asignaturas como matemáticas, lengua, etc. Ella en el colegio aprendió a leer y escribir. Para aprender a leer la maestra le daba cuentos y la sentaba al lado de otra niña más mayor que ella para que la corrigiese, pero ésta era muy mala porque, aprovechando que era mayor, le tiraba pellizcos y mi abuela le temía. Aún así, ella tenía mucho afán por aprender y leía todo lo que podía. Para aprender a escribir, le daban diferentes textos y ella tenía que copiarlos. Cuenta que una vez las llevaron de excursión a un campo que estaba lleno de naranjos , luego tuvieron que hacer una redacción sobre las cosas que habían visto y posteriormente leerla delante de la clase.
Cuando alguna se portaba mal, la maestra la castigaba de rodillas contra la pared y con los brazos abiertos, pero a ella nunca la castigaron.
Su madre conocía a las maestras y a los maestros del pueblo, ya que se dedicaba a limpiar uno de los colegios, pero en este caso el de los niños. Mi abuela recuerda que una vez fue con su madre al colegio de los niños y un maestro estaba pegándole a un niño con la regla.
Desgraciadamente, cuando ella tenía diez años, en 1936, estalló la Guerra Civil y al poco tiempo tuvo que dejar la escuela porque las cosas en el pueblo se pusieron muy feas. La gente tenía miedo a la hora de salir a la calle, puesto que cada dos por tres alguien aparecía muerto.
 Mi abuela dejó la escuela con once años y ya no fue más. La pena que tiene es que no pudo terminar de aprender a hacer cuentas, ya que no le dio tiempo. Posteriormente, cuando la guerra terminó en 1939, muchas niñas volvieron a la escuela, pero ella tuvo que irse a la capital a trabajar con 13 años para poder ayudar a su familia.


Contexto histórico:
La época en la que mi abuela fue a la escuela era una época de conflictos, ya que fue antes y durante la
Guerra Civil Española.
Ésta estalló tras el intento de golpe de estado producido los días 17 y 18 de julio contra el gobierno de la Segunda República. Finalmente, terminó el 1 de abril de 1939, d
ía en el que Franco declaró su victoria y comenzó su dictadura, que duraría 36 años.  
En dicha guerra participaron dos bandos, el bando republicano (“los rojos”) y el bando franquista.
Numerosas personas relevantes del ámbito jurídico y víctimas del franquismo afirman que el bando franquista cometió numerosos crímenes contra la humanidad, tales como: persecución de la oposición política, violación de las mujeres republicanas,  robo de hijos de republicanos, y otras atrocidades.
Las consecuencias de la Guerra civil fueron numerosas. En relación con las consecuencias demográficas, se produjo un aumento de la mortalidad y descenso de la natalidad. Con respecto a las materiales, se destruyeron ciudades y se vieron perjudicados gravemente la economía y el patrimonio artístico. Además, debido a dicha guerra perdimos a muchos de nuestros mejores escritores y científicos, ya que muchos fueron asesinados y otros fueron exiliados del país. Los pocos que quedaron lo hicieron bajo la censura, por lo que no podían publicar demasiado y algunos temas estaban prohibidos.

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