miércoles, 2 de noviembre de 2011

Entrevista

                                          RECUERDOS DE LA INFANCIA


Me llamo Consuelo y quería compartir con vosotros mis recuerdos de la infancia. Yo nací en 1950, año en el que todo el mundo sabe que con Franco en vida, poca libertad había. Los tiempos eran diferentes y sobre todo la escuela. Os voy a hablar de cómo era la escuela en 1950, que no tiene nada que ver con la escuela de ahora. Yo empecé a ir a la escuela con 8 años aunque solo estuve 2 años ya que mis padres me mandaron a trabajar. Más tarde volví de nuevo a la escuela pero sólo podía ir a la escuela nocturna. Por supuesto yo asistía a un colegio público, como la mayoría de la gente de mi pueblo, pues sólo los ricos tenían más privilegios. El nombre de mi colegio era “ José Antonio Girón de Velasco” y estaba en Fuengirola. Este hombre era un miembro de la falange, en la época de Franco.
Mi colegio era muy grande, las clases eran enormes y cada uno teníamos nuestro pupitre y en cada clase teníamos una pizarra. El patio, que era lo que más nos gustaba, también era muy grande.
Aunque el colegio estuviera a 100 metros de mi casa, no me podía retrasar ya que nada más llegar, nos teníamos que poner todos en fila y cantar el “Cara el Sol” y el “Ave María”. En mi colegio siempre se ha tenido muy en cuenta la religión.
Ahora voy a hablar de mis compañeros. En mi clase eramos unas 30 alumnas, y digo alumnas porque en mi clase no había ningún niño. Además no todas las niñas eramos de la misma edad, las había mas mayores y mas pequeñas que yo. A parte de que no había ni un solo niño en mi clase, teníamos a una maestra también que nos daba clase de todas las asignaturas. Mi maestra tenía muy buena presencia y era muy buena y cariñosa, por eso aún la recuerdo.
Si os cuento los materiales que tenía os da la risa. Estáis acostumbrados a los materiales de ahora que no falta ni un detalle pero mis materiales eran : un libro con el que aprendía a leer, escribir, sumar y restar, y un lápiz. Si me equivocaba tenía que pedirle la goma a algún compañero porque no tenía goma. Mi padre siempre me decía “ No te compro ninguna goma porque no te tienes que equivocar nunca”, yo siempre tenía que pedir la goma. Eso sí, yo tenía mi lápiz y como mucho una libreta de rayas porque ese era mi regalo de reyes. Una vez los reyes me trajeron lápices de colores, eso si, los de la caja de 6 porque los de 12 eran muy caros.
Lo que más me gustaba hacer en la escuela era aprender a escribir aunque no aprendí mucho porque tenía que irme al río a lavar así que no me ha servido de nada los estudios que hice en su tiempo. Sé leer pero al escribir tengo muchas faltas de ortografía y menos mal que esto lo tiene que escribir luego mi nieta porque si lo tuviera que escribir yo, nadie lo entendería. Yo quería ir siempre a la escuela, había quién quería ir todos los días y podía ir o también estábamos los que a pesar de tener ganas de aprender, faltábamos mucho ya que teníamos otras obligaciones como cuidar de la casa o ir al río a lavar. Como ya dije antes, hay muchas diferencias ahora y antes porque ahora los niños están obligados a ir al colegio y antes tenía suerte el que podía ir a aprender cada día.
Los maestros nos enseñaban a leer o escribir poniéndonos en su misma mesa. Cada día le tocaba a una alumna. La maestra llamaba y te ponías en su mesa a aprender a leer o escribir con ella. Los demás mientras intentábamos aprender por nuestra cuenta o nos poníamos a pintar, aunque eso sólo lo hacían los que tuvieran suerte y ese año los reyes le hubieran traído una caja de lápices.
Os voy a contar un día normal de clase. Entrábamos a las 9.30 de la mañana, nos poníamos en fila y nos íbamos para la clase y cuando ya habíamos entrado todos, la maestra se quedaba fuera de la clase hablando con las demás maestras. En la clase nos poníamos a jugar pero siempre teníamos que estar atentas a que cuando la maestra entrara en la clase nos teníamos que sentar rápido en el pupitre y ponernos a cantar el “Cara al Sol” y el “Ave María”. Luego la maestra abría el libro y decía “copiado” y todos nos teníamos que poner a copiar, o decía “dictado”. Cuando terminábamos de hacer la tarea nos poníamos a jugar o algunas veces a cantar “El Rosario”. A media mañana nos daban el desayuno. Nuestro desayuno era una jarrita de leche, pan con mantequilla o algunas veces un trozito de queso.
A las 12.30 terminábamos nuestras clases por la mañana y yo comía en el comedor, que por cierto era grande. Comía a las 13.00 más o menos y siempre comíamos puchero o potaje. Por la tarde empezábamos las clases a las 15.00 y terminábamos a las 17.00.
Me sorprende la cantidad de actividades extraescolares que hay hoy en día. Yo jamás he hecho alguna excursión o me he apuntado a algún taller de baile o pintura. Lo que si había en mi escuela era mucha influencia religiosa como ya he dicho antes, al igual que influencia política. Siempre estábamos rezando, cantando el himno español, teníamos que ir a misa y antes no era como ahora, ahora no lo haces y no pasa nada pero antes te miraban raro e incluso no te dejaban ir al colegio.
Otra diferencia que hay ahora es que ahora son los alumnos los que maltratan a los profesores y antiguamente eran los maestros los que pegaban con una regla, aunque a mi nunca me han pegado pero si he visto como pegaban a mis compañeras. De los 4 años que he estado en la escuela, nunca ha habido relación entre el alumno y el maestro. Me acuerdo que para los varones si había relación y se preocupaban más por ellos, lo sé porque tenía el ejemplo de mi hermano. Las opiniones de los alumnos no se tenían en cuenta para nada. Bueno, si el alumno era uno privilegiado si se le hacía mas caso de lo normal pero a los pobres como nosotros casi no nos dirigían la palabra. Con la única maestra que tuve mas relación fue con la maestra que tenía cuando yo tenía 12 años, ya que por la mañana temprano iba a su casa, le limpiaba la casa y a cambio me daba clases a las 11 de la mañana.
Recuerdo una anécdota que tiene que ver con que no hubiera niños en mi escuela. Una compañera y yo vimos a un niño de lejos y nos fuimos corriendo hacia él. Nos peleamos ya que al ser el único niño que vimos cerca de la escuela, las dos queríamos tener una conversación con él.

A pesar de cómo era la escuela antes, a mi me encantaba ir a aprender y es una lástima que ahora los niños vayan obligados ya que antes llorábamos por querer aprender y ahora lloran por no querer aprender.




Bueno ahora hablo desde mi persona, Nerea, y quiero decir que me ha parecido oportuno escribir la redacción como si la hubiera escrito mi abuela ya que nadie mejor puede expresar lo que realmente sentía ella y no lo quería hacer como un monólogo. Evidentemente las palabras las he empleado yo porque mi abuela no tiene tantos conocimientos como para hacer una redacción que se pueda entender.




Nerea Cárdenas Ordóñez

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