martes, 13 de marzo de 2012

Narración de hecho histórico.







-Narración de hecho histórico. (R. L. C.)

Voy a relatar la historia de R. L .C, nacido el 19 de Mayo de 1927 en un pueblecito de Málaga llamado Alhaurín el Grande.

Para que nos localicemos un poco, voy a dar algunas pinceladas sobre el contexto histórico y cultural característico de dicha época. Nos encontramos en la década de los años 20, en la que se instaura en España la dictadura del General Primo de Rivera (1923-1930), por lo que este pequeño nace en un contexto histórico relativamente estable; que durará poco tiempo ya que será en 1931 cuando se proclamará la II República.

Pero debido a los altibajos anteriores, la situación económica del país no es precisamente favorable. Acaban de salir de la gran crisis del 98, el régimen entra en una progresiva descomposición y desgaste a causa de los nulos deseos de renovación política. Y así se llega a como ya he comentado, al golpe de estado de Primo de Rivera, que acabará dimitiendo en 1930 y llevando a España a una II República.

A nivel cultural cabe destacar que nuestro protagonista nace en un año en el que destaca la llamada generación del 27, llamada así por haberse celebrado en él con gran entusiasmo, el tercer centenario de la muerte de Góngora.

Vemos que la situación que vivía España era algo difícil, por lo que la economía se veía bastante afectada, puesto que eran épocas muy duras, caracterizadas por el hambre y la miseria.


Vida de R. y su experiencia propia:

Hablemos ahora de R, ese pequeño que vivió todo esto en primera persona; éste era el mediano de 3 hermanos, 2 mujeres (la mayor y la pequeña) y él el único varón. Su padre trabajaba en el campo y su madre era ama de casa. Todos vivían en una casa con uno de sus tíos y su respectiva mujer. Eran una familia de lo más humilde, trabajaban cada día para poder sobrevivir.

R. me relata que su etapa educativa no fue muy espectacular precisamente, con 8 añitos comenzó a ir a la escuela. Una escuela pública de su mismo pueblo, a la que se desplazaba cada día andando ya que le pillaba muy cerca de su casa. Hoy en día aquel edificio es el actual Ayuntamiento de Alhaurín el grande.

Me cuenta que la escuela consistía en una gran patio redondo, donde había varias puertas, en las que se encontraban las diferentes clases. Cada clase tenía a su propio profesor, que impartían clases a un grupo de entre 30-40 alumnos en función de las edades.

Los alumnos se sentaban en bancas de 3 o 4, y a la hora del recreo R. recuerda como jugaba con sus compañeros y como se peleaban entre ellos. Cuando le pregunto que si llevaba bocadillo a la hora del recreo, me mira sorprendido y suelta una gran carcajada, me responde que era con mucha suerte el día en el que podía comerse una simple naranja. Me cuenta que cada día al volver a casa, esperaba en la puerta de casa a su padre que llegaba de trabajar, con la esperanza de que este trajera algún trocito de pan, morcilla o cualquier otro alimento que le hubiera sobrado del día.

                           

Me habla de sus profesores con mucho cariño. Me nombró a un tal “Don Emilio” ,se acuerda sobre todo de este y de su dura disciplina, cuenta que era muy estricto y que cualquier sonido o movimiento fuera de lo normal era bueno para que este profesor te diera un buen “reglazo” en la punta de los dedos o en los huesos de la rodilla.

Las clases eran mixtas, es decir asistían tanto niños como niñas. Y se comenzaba a las 9 de la mañana hasta las 2 aproximadamente de la tarde. R. no tuvo ninguna maestra, y me dice que en aquellos tiempos la mujer era ama de casa, que una buena mujer debía estar al servicio de sus hijos y de su marido. Me muestra sin deparo la gran vena machista característica de la época. También recuerda que en la clase había numerosos crucifijos, uno colgado en la pared justo arriba de la mesa del profesor y una figura de una virgen pequeñita encima de la mesa.

Todos los alumnos tenían unas “cartillas” en las que escribían lo que iba escribiendo el profesor en la pizarra. Tenía un lápiz al que le sacaba punta su padre con una navajilla, y un borrador; estos eran sus materiales.

Me dice que sinceramente prefería estar en el campo con los amigos jugando, con los animales antes que asistir a la escuela. Que no tenia muchas asignaturas, sino una para enseñarse a escribir con la ayuda de caligrafías y tal; también me cuenta que lo poco que aprendió no le sirvió de mucho, sino más bien de nada para su futuro.

Las relaciones padres-profesores eran muy escasas, al menos para nuestro protagonista. Tan solo tenían relación cuando por ejemplo su madre se enteraba que R. había sido castigado en la escuela, le daba una paliza aparte porque confiaba en que si el profesor le había castigado sería sin duda alguna por haber hecho algo malo.

R. no recuerda cosas muy puntuales de su época en la escuela ya que era muy pequeño, con tan solo 8 añitos no captaba todo lo que sucedía a su alrededor. Pero si que me dice que a lo largo de sus años, conforme ha ido creciendo se va dando cuenta de cómo la figura del profesor y su ideología podía influirlos a la hora de pensar y llevar a cabo una decisión. Las clases impartidas, llevaban un transfondo marcado por la política que se estaba viviendo, ya que es en esa época, el tiempo en el que Rafael asistía a la escuela es cuando tiene lugar en España un golpe de estado militar en el año 1936, que llevaría a la subsiguiente guerra civil.

Estalla la guerra civil en España, y todo cambia de forma radical. Se aproximan años de luchas entre ambos bandos, los de izquierda y los de derecha; y la pobreza aumenta por momentos, las ideologías políticas sufren severos castigos, se producen numerosos fusilamientos a plena luz del día por ambas partes.




Nuestro entrevistado me cuenta el miedo que lo recorría cada vez que salía a la calle, ya que a los niños los cogían, los vestían con uniformes y los obligaban a dar instrucciones cada día, con unas escopetas de madera. La familia de R. comienza a tener miedo por su seguridad y decide mandar al pequeño a casa de su tío a la sierra, donde este vivía. R. comienza a trabajar cuidando cabras, a lo que su tío le daba comida y cobijo. Y allí pasa 2 o 3 años, bajaba al pueblo una vez al mes aproximadamente a ver a su familia, y una de esas veces descubre que su hermana mayor se había marchado a Tánger en busca de trabajo. Cada cual se busca la vida como puede, el hambre se hace presente cada día. R. y su familia pasaron realmente hambre, eran muchos los días que no tenían ni tan solo un trozo de pan que llevarse a la boca.

Y bueno llegamos a el año 1939 en el cual acaba la guerra civil, y se conoce la victoria del bando acudillado por el General Franco. Desde ese momento el país se sumergió en la dictadura franquista hasta el año 1975 con la muerte de este.
                                      
                                  Imagen de Franco.


R. vuelve a casa, y comienza a trabajar nuevamente cuidando animales. Tendría unos 16 años entonces, y comienza a dar clases de noche con un campesino que sabía leer y escribir. Los alumnos que podían le pagaban una peseta cada día, y los que no como era su caso le pagaban trabajando un jornal, es decir un día completo. Cada jornal equivalía 15 pesetas, por lo que debían trabajar dos días para poder asistir a sus clases un mes completo. No era un maestro cualificado, simplemente como ya he dicho sabía leer y escribir y hacer algunas cuentas, que les iba explicando cada día.
                                          

 Escribían con pluma y tintero, en el que mojaban la pluma en la tinta; como anécdota me cuenta que eran muy gamberros y que cuando el profesor se descuidaba un instante se hacían “pis” en el tintero para que así la tinta se corriera y no pudiera escribir bien, lo hacían cuando ya estaban aburridos, mientras tanto atendían para aprender todo cuanto pudieran.

                           
                                          


Las iglesias comienzan a reconstruirse, ya que habían sido quemadas y saqueadas durante la guerra. Nuestro protagonista cuenta como recuerda que cerca de su casa se encontraban apilados numerosos santos que habían sido sacados de sus iglesias, para posteriormente ser quemados. En aquel entonces los niños pequeños no podían ser bautizados, las parejas no podían casarse, ni claro está asistir a la iglesia. Muchos republicanos procedentes de otras tierras se acomodaron en la iglesias, utilizándolas como refugios.

Con 19 años se fue a la mili, donde estuvo 18 meses. Lo recuerda como una etapa bastante dura. Que lo hizo endurecerse mucho más. Aunque ya en aquel entonces los pequeños estaban acostumbrados a ser casi adultos, puesto que trabajaban y llevaban a cabo tareas al igual que un adulto.

Con 21 años R. decide irse a Madrid en busca de trabajo, y allí está un par de años en la construcción. Cuando vuelve a su pueblo conoce a mi abuela y decide pedirle matrimonio. Y así es, se casaron y pues formaron su familia. Por ello estamos hoy aquí, al menos en mi caso.

Como anécdota os voy a contar que la madre de R. sabía leer y escribir a la perfección, ya que de pequeña asistió a un convento de monjas. Esta impartía clases a los hijos de algunas familias adineradas del pueblo, y sin embargo nunca pudo darle clases a sus propios hijos, ya que el poco tiempo que le quedaba libre era para trabajar en casa, de hecho R. nunca supo leer ni escribir, y hoy en día tan solo sabe escribir su nombre, ya que memorizó las letras. Y lo reproduce sin saber muy bien ni que letras son.


-Opinión personal:

Como experiencia personal me ha gustado mucho este trabajo, he conocido en primera persona como se vivió aquellas duras épocas de pobreza y miseria. He conocido la historia desde otra perspectiva totalmente diferente, mucho más práctica y menos teórica como siempre la había aprendido.

Me parece increíble la capacidad de superación que tenían las personas de aquella época, a pesar de los momentos tan difíciles consiguieron salir adelantes, de una forma horrible, siendo sumisos y sin mostrar en ningún momento su forma de ver las cosas, pero superándolo.

Muchos fueron los que perdieron la vida en aquellas fechas, culpables o no se mataron a miles de personas en todas España de ambas partes, tanto pertenecientes a un bando como a el otro.

Me ha resultado fascinante llevar a cabo esta práctica, ver las expresiones que tenia el entrevistado al contar su historia. Sin duda se nota que fueron unos años bastante duros y difíciles para la vida de los españoles de entonces.



Sandra González López.
1º Pedagogía grupo B.
Historia de la educación.

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