martes, 20 de marzo de 2012

María Morillo
Se llama María Morillo Monterubio. Nació el 8 de Diciembre de 1929, en Sevilla. Entró en la escuela a los 6 años y terminó a los 12 años, ya que sus padres se separaron y ella se fue al campo con su madre y su abuela.

 Su colegio era Público, se llamaba el colegio del reloj, en Sevilla y todavía existe, ya que una de sus ilusiones es poder volver a ver ese colegio y recordar varios momentos. Ella junto a sus compañeras iban andando, por una calle muy larga, en el que había bastante camino hasta llegar al colegio, y en el que iban todas en filas, con unos baberos blancos. Los horarios de este colegio eran desde las 9 de la mañana hasta las 13 horas de la tarde, después las llevaban a un comedor, de la seguridad social, y a las 15 horas la llevaban al colegio hasta que salían para su casa a las 18 horas.




Su colegio era un colegio normal, del estado, paredes blancas, las habitaciones amplias, le llaman el reloj porque tiene un reloj muy grande cerca de su puerta. El recreo tenía un patio muy bonito, llenos de flores.

En la clase todas las niñas solían tener la misma edad, no era un colegio mixto, como los de ahora, ya que no existían, o sea que era solo de niñas. En la clase solían haber en cada banqueta dos niñas, y calculando, más o menos había 20 niñas por clase.

Tenía dos maestras por clase, llamadas Doña Francisca y Doña Esperanza, eran personas mayores de 50 años, tenían un comportamiento dictador, ordenaban y las niñas cumplían. Ellas se encargaban de enseñar todas las asignaturas o materias, en las que antiguamente se daban todas en un mismo libro, llevaban a parte de este libro, un cuaderno, un lápiz, y colores. Las maestras les ponían ese libro en su mesa y las compañeras se levantaban de los pupitres y tenían que leer a su lado.

Lo que más le gustaba a María era la poesía en la que actualmente tiene escrito varios fragmentos. María iba muy contenta al colegio.

No había mucha influencia política, ya que las niñas no se metían en esas cosas, aunque en las religiosas sí, ya que todos los días iban a misa, y en las cruces de mayo hacían ramos de flores y le cantaban.

La forma de castigo que utilizaban, era con una palmeta en la mano. Te castigaban con los brazos abiertos, o te ponían unas orejas de burro, de papel, y mientras todas las compañeras se reían.

Los estudios para lo que le sirvió es para leer y escribir lo que más le gusta, la poesía. Ya que como se tuvo que salir del colegio para ir al campo, ella no pudo estudiar lo que realmente quería estudiar, que era comadrona.

La anécdota que nunca olvidará es cuando tenían que cantar todas las tardes en el coro, y una de sus maestras, Doña Francisca la miraba cada vez que le tocaba cantar, ya que no lo hacía del todo bien, y miraba para el techo y decía, más suave, más flojito María, y ella se reía con todas sus compañeras.

Realizado por: Paula Rubio del Pino, 1º en Grado en Pedagogía, Historia de la Educación.


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