miércoles, 14 de marzo de 2012


HISTORIAS DE VIDA





Paca Caro nació el 10 de Agosto de 1931 en un  pequeño pueblo de Málaga llamado Villanueva del Trabuco.

Vivía en una pequeña casa al lado de la escuela con su madre y sus dos hermanos, su padre falleció en la guerra cuando ella tenía tan solo 5 años.

Su madre que había sido ama de casa, tuvo que buscarse la vida para poder sacar a su familia adelante después de que su marido muriera. Se dedicaba a ir de casa en casa vendiendo pan por el pueblo o a los pueblos vecinos.

Paca asegura que no le sobraba el dinero pero que por lo menos no pasó hambre. “tengo la suerte de poder decir que tenía algo que llevarme a la boca todos los días, algo que realmente se agradecía en esos tiempos.” Me dice.

Sobre los 8 años comenzó el colegio, un colegio público llamado López Mayor.

El colegio no era muy grande, era de color blanco y había dos grandes árboles a la entrada, las aulas eran más de lo mismo, eran simples y no demasiado espaciosas para el número de alumnos que daban clases allí, que según Paca eran unos 20 ya que era el único colegio que había en el pueblo.

Las aulas eran tristes, con un color blanco desgastado, pequeños pupitres y una pequeña pizarra al lado del escritorio de la maestra.

Doña Margarita, que así se llamaba la maestra, era una mujer rechoncha y de unos cuarenta años, tenía el rostro serio y según Paca, aquella profesora le daba miedo.

“en esos tiempo las figura del profesor era mucho más respetable, nada que ver con hoy en día, en mi época los maestros eran considerados unas personas cultas y estrictas”.

La relación alumno-profesor era demasiado fría, la figura del maestro solo se encargaba de dar clase, nada de preocuparse por sus alumnos. Y en cuanto a los padres pocas veces iban a hablar con los maestros de sus hijos, asegura ella.

Doña Margarita era su única maestra y la única que le impartía clases.

En sus clases solo había niñas y todas ellas de diferentes edades, ya que según ella “cada niño o niña iba al colegio cuando le parecía”.

La influencia política y religiosa se dejaba ver claramente en su educación, recuerda incluso que había una foto de Franco en su aula.

Las clases eran mucho más duras y estrictas que las de hoy en día.

Los alumnos recibían grandes castigos por parte de sus profesores cuando se portaban mal o por el simple hecho de no saber contestar a alguna de sus preguntas.

Los castigos más frecuentes eran colocarlos de pie contra la pared donde se podían quedar durante varias horas sin poder moverse, o golpeándole  los dedos con la regla.

Paca cuenta que aunque era una buena alumna no pudo librarse de alguno de estos castigos.

Paca se levantaba todos los días a las 8 y media, desayunaba, se vestía, e iba a colegio a las 9, iba andando al colegio ya que solo estaba a cinco minutos de su casa. Salía de clases a las 2, volvía a casa comía y ayudaba a su madre en la casa para luego regresar al colegio a las 4 y terminar a las 5.

Lo que más le gustaba a Paca del colegio era estar con sus amigas y aprender.

Y aunque solo estuvo 3 años en el colegio llego a aprender a escribir y leer, cosa que agradece y que le resulta de gran satisfacción ya que hoy en día puede leer las novelas que tanto le gustan.

“dejar el colegio fue duro para mi, ya que me gustaba pero yo era la hermana mayor y debía ayudar a mi madre viuda a sacar a la familia hacia delante, es por ello que dejé el colegio y me convertí en ama de casa, pero nunca olvidaré los años de infancia que pasé entre esas aulas con las demás compañeras y los miles de momentos que pasamos en el patio jugando a la cuerda o al elástico, eran tiempos difíciles y de gran pobreza, y yo tuve que crecer demasiado rápido”
                                                                       Mi abuela y yo.
Trabajo realizado por: Raquel Ortigosa Romero
1ºpedagogía grupo tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario