miércoles, 14 de marzo de 2012


HISTORIAS DE VIDA






Mi abuela, Rocío Ruiz García nació el día 4 de Octubre de 1934, en Algarrobo, un pueblo de la comarca de la Axarquía, Málaga.

En su época se encontraba el Régimen dictatorial de Franco, en el cual existían muchas guerras y se pasaba mucha hambre.

La sociedad de esa época no se parecía en nada a la actual ya que ahora estamos muy igualados  y en esos tiempos los ricos estaban muy separados del mundo de los pobres e incluso parecía que vivían en mundos diferentes. “Los pobres eran invisibles para ellos”, dice mi abuela.



Ella comenzó a ir al colegio cuando tenía 3 o 4 años. Con esta edad  su padre  ya había fallecido y su madre se había quedado viuda. Antiguamente las personas viudas tenían más dificultades para seguir adelante y poder mantener a sus hijos ya que  actualmente en nuestra sociedad  las situaciones para  estas  personas  es más fácil porque le ofrecen ayudas  “paguillas”, como ella dice.

El colegio  al que asistía era una casa alquilada del pueblo con muchos balcones que daban a la calle; “no se parecía en nada a los colegios de hoy en día”. Era público y se llamaba José Gil López, de hecho esa casa ha sido reformada y se ha construido un colegio, el cual actualmente es utilizado por todos los niños del pueblo e incluso yo he estudiado en él.

Éste se encontraba cerca de donde mi abuela vivía, más o menos a 5 minutos de su casa por lo que iba andando, y no había comedor ya que como dice mi abuela antes no existían tantos lujos, pero sí que existía alguna que otra actividad extraescolar.

El colegio tenía gran influencia religiosa ya que se pretendía que todos llevaran a cabo la catequesis  para después realizar la comunión.

Las clases se impartían en las habitaciones de la casa en las cuales había muchas sillas y una pizarra.

En ellas había alrededor de 14 o 15 alumnos  por  cada clase  y no existía mucha diferencia de edad entre sus compañeras,  la mayoría de ellas tenían  su misma edad. Estas clases no eran mixtas, los hombres se encontraban separados de las mujeres.

Tenían un solo maestro/a por clases. Ella como era niña, tenía una maestra.” ya que las maestras daban a las mujeres y los maestros a los hombres”, dice mi abuela.

La recuerda como una persona joven, alegre y a la que trataban con  mucho respeto. En su caso, mi abuela tenía muy buena relación con su profesora. El método de enseñanza que utilizaba ésta era primeramente una explicación y luego le ponían ejercicios.

Mi abuela dice que la mayoría de sus compañeras eran buenas estudiantes y también tenían la suerte de que su maestra les ayudaba mucho.

Las asignaturas que estudiaban en el colegio eran Matemáticas y Lengua y la que más le gustaba eran las matemáticas y sobre todo los problemas, y Los materiales escolares que usaban eran libreta, lápiz y una goma ya que los libros estaban en la escuela.

Su horario era de mañana y tarde. Las clases comenzaban a las diez la mañana hasta las dos de la tarde y luego comían rápidamente y volvían a clase desde las tres hasta las cinco de la tarde.

La mayoría de los días hacían lo mismo en clase atendían y después hacían los ejercicios , pero había excepciones, algunos días hacían algún teatro.

La disciplina impartida en las clases dependía del comportamiento de los alumnos, como ella tenía muy buen comportamiento no sufrió ninguno de estos castigos pero   los castigos  comunes q imponían a sus compañeras eran palmetazos en las manos, la ponían de rodillas o incluso la dejaban encerrada en otra sala.

En las clases no existía  ninguna relación entre padres y profesores. Sin embargo la relación maestro- alumno desde su punto de vista era muy buena y estaba contenta con su profesora, porque ella tenía buen comportamiento en clases y realizaba las tareas y no le ponían ningún castigo. Los alumnos nunca exponían su opinión a los maestros para que estos no se molestasen,  tan solo le preguntaban dudas.



Mi abuela estuvo  tan sólo ocho años en la escuela ya que a los once años perdió a su madre y se quedaron solas ella y su hermana y como ella era la mayor y la más responsable tenía que trabajar para poder seguir adelante, aunque ella dice que la relación con su hermana no era muy buena ya que la pequeña era muy traviesa y nunca le quería ayudar a nada, por lo que montó en su casa una pequeña tienda donde vendía de todo un poco para poder comer.

Más tarde se casó con mi abuelo y comenzaron los dos a trabajar.

Al abandonar los estudios y comenzar a trabajar éstos no le fueron muy útiles pero cuando era más mayor comenzó a ir a clases que se ofrecían en el pueblo por las tardes para continuar  estudiando;  la escuela de adultos.



Como anécdota recuerda una comedia que hicieron en clase llamada “el pescador” en la cual ella actuaba en el papel de “Señorita que iba a comprar el pescado” y aún recuerda una parte de su papel que decía así:



Señorita: “ Mandusia , shhhhh shhhhhh ….¡¡Ehhh pescador!!

Pescador: Mandusia, buenos los tenga usted prenda.

Señorita: Mmm…. Morrañas

Pescador: Morrañas son alma mía, para ese rostro y esa cara, los cogí al romper el día a la orilla de la playa.



Para finalizar Rocío dice:

“Hoy en día me siento afortunada de haber podido estudiar esos años ya que a pesar del poco tiempo que estuve  aprendí a leer, estudiar, escribir y hacer cuentas.”





Realizado por: Rocío Pastor Guerrero

1º Grado de Pedagogía. Grupo Tarde 1.


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