lunes, 12 de marzo de 2012

HISTORIA DE EFI


HISTORIAS DE VIDA




            En 1940 en plena posguerra, en un momento económico, político y social muy duro para España, terminada una guerra civil que dividió el territorio en dos bandos, con hambre, con miseria y con muchas necesidades, en un pueblecito muy pequeño llamado Peraleda de San Román, en la provincia de Cáceres, nació, exactamente el día 8 de junio, Efidencia Redondo Fuentes, convirtiéndose así en la pequeña de tres hermanos, con los que se llevaba 6 y 8 años.

            Esta localidad muy cercana a la serranía de Guadalupe, contaba en esos días con unos 300 habitantes, dedicados principalmente a la agricultura y al ganado de vacas, cabras y ovejas, aunque también por ser una zona muy metida en la sierra contaba con ingresos de los cotos de caza privados. El pueblo tenía en esos momentos un censo bastante considerable de niños/as (si lo comparamos con la actualidad, en la que apenas si hay 10 niños/as empadronados), tenía unas escuelas grandes bien acondicionadas, con dos aulas separadas por un pasillo muy ancho, en las cuales, en una estaban los chicos y en la otra las chicas. Casi nunca se juntaban chicos y chicas, solo, algunas veces que podían coincidir a la entrada o la salida del recreo. Nuestra protagonista a la que llamaremos Efi, recuerda que tenía 6 años cuando empezó la escuela, todos los días de 9 a 2 y de 3 a 5, menos los domingos, acudía muy cerquita de su casa a la escuela del pueblo, iba sola, o con alguna compañera vecina con la que se encontraba. Cuando entraban a la clase, que era de unas 50 niñas, saludaban al profesor, al que siempre llamaban de usted, y luego rezaban para comenzar el día. La clase tenía pupitres de madera oscura y una tarima frente a ellos, alta, donde estaba situada la mesa del profesor/a, un mapa de España muy grande que ocupaba gran parte de la pared trasera, y que junto al gran crucifijo era la única decoración de la clase, una clase fría, que apenas se calentaba con una pequeña estufa de hierro situada muy cerca de la tarima del docente.


            La asistencia a la escuela era hasta los 12 años, aunque recuerda, que los niños la solían abandonar antes, pues tenían que trabajar en el campo o con el ganado para ayudar a sus familias. Cuando empezaban la escuela tenían que llevar un maletín de madera en el que llevaban un solo libro, La Enciclopedia,  el tintero y la pluma con la que escribían. A modo de asignaturas existían  las cuatro reglas que todas tenían que saber: leer, escribir, cuentas y catecismo. Tenían que tener mucho conocimiento en la geografía de España, sobre todo en conocer e identificar  los ríos, pero no conocían ni que existieran otros países, y cuando las preguntaban la lección, si se la sabían, las daban unos puntos que servían para poderse sentar en los pupitres de adelante, pues las más listas siempre estaban sentadas las primeras y las más tontas siempre las últimas.


            Recuerda que cada año tenían un profesor nuevo, siempre era hombre, y solían alojarse en alguna de las casas del pueblo donde alquilaban una habitación, tipo pensión, donde también les hacían la comida y les lavaban la ropa. Como anécdota, recuerda que un año al inicio del curso llego una maestra, y todo el pueblo tenía una gran expectación, pero esta, llego también con su marido y sus hijos, el cual (su marido) se pasaba el día sentado en la plaza del pueblo, mientras que ella se llevaba a sus hijos a la escuela, y las niñas más mayores se ocupaban de cuidarlos mientras ella daba las clases, incluso en el recreo, los daban la papilla y los dormían. Esto se convirtió en algo habitual, pues recuerda que estos niños que eran muy pequeños cuando llegaron al pueblo, trataban a alguna de estas niñas como si fueran sus hermanas, pues la relación que se creó fue muy estrecha, aunque curiosamente esta profesora fue la única que castigaba pegando con una regla cuando no se sabían la lección y poniéndolas de cara a la pared con los brazos en cruz y manteniendo el peso de unos libros en cada mano, hasta entonces nunca recibieron castigos físicos.

 Si compara la Educación que recibió con la que se imparte hoy día, siente un poco de pena, pues a ella siempre la gusto estudiar, sobre todo historia, y hubiera sido una gran estudiante, pero la situación de su familia que eran agricultores, con muy bajo nivel económico no se lo permitió. A los 12 años, cuando terminó su periodo de escolarización dejo de estudiar, aunque siguió leyendo todo lo que podía y también, utilizaba sus conocimientos de matemáticas en el negocio familiar, pues sus padres y  hermanos mayores eran prácticamente analfabetos. Mantiene unos buenos recuerdos de la escuela, se divertía y la gustaba mucho asistir a ella, aunque reconoce que su vida hubiera sido muy distinta en estos tiempos que corren, y que la escuela es una parte fundamental en el desarrollo de las personas. Echa en falta el haber tenido conocimientos suficientes para ayudar a sus hijas en sus estudios y también haber estudiado para ser Maestra, que es lo que siempre quiso ser.

MARI PAZ DE LA LLAVE REDONDO
1º DEL GRADO DE PEDAGOGÍA GRUPO B
2011-2012





No hay comentarios:

Publicar un comentario