Mis
recuerdos
Buenos
días voy a empezar presentándome, me llamo María Teresa Rabanillo Campos, nací
en 1945 en Valladolid y es donde pase casi toda mi infancia.
Mis
padres trabajaban en una pequeña tienda familiar, era de la familia de mi
padre, el padre de mi padre, mi abuelo si estudió más que mi abuela, porque tenía
medios suficientes para hacerlo, mi abuela sin embargo todo lo que sabe, lo
aprendió en el campo.
Mi
padre también pudo estudiar y cuando finalizó lo que se estudiaba entonces,
cogió parte del negocio familiar para él y mi madre. Ambos empezaron a trabajar
allí y a comenzar su vida y como consecuencia la mía.
Tengo
una hermana nada más, Estefanía, ella si estudió mucho más que yo, yo al acabar
2º de bachiller dije “hasta aquí he llegado”, sinceramente prefería la calle,
el juego, nunca fui de estudiar y mira que tuve los medios necesarios, muchas
posibilidades, pero nada, decidí dejarlo porque era un gasto tonto de dinero.
Cuando
pienso en mi infancia en el cole y veo la infancia que tienen los niños ahora,
veo muchísimas diferencias, tanto en la forma de estudiar, en los medios que
tenías para hacerlo, yo borraba mis escritos con migas de pan, pegamento con
harina y agua, y para sacarle punta al lápiz te las veías negra porque no
existía el sacapuntas, lo sacábamos con un cuchillo y cuando te dabas cuenta te
habías comido el lápiz.
También
veo mucha diferencia con respecto a los horarios, yo tenía clases por las
mañanas y por las tardes pero para rematar teníamos clases los sábado por la tarde, en fin para mí que como he
comentado antes no me hacía gracia estudiar, era una locura.
En
la forma de tratarte, en aquella época también es cierto que, con todos mis
respetos, eran mucho más autoritarias, estaba arraigado el castigo, pero no un
castigo normal sino a mi me han llegado a pegar con correas de cinturón,
ponerme libros en la cabeza, ponerme de rodillas, una pinza de la ropa en la
lengua… y todo esto yo con solo 7 u 8 añitos.
Una
vez me castigaron sin comer, sola en la clase, pensé tirarme por la ventana
pero estaba muy alta y sabia que no saldría de esa.
Respecto
a las asignaturas también hay una gran diferencia, en mi época solo había un
libro para todas las asignaturas, una enciclopedia muy grande.
De
mis profesores me acuerdo perfectamente de casi todos.
La
primera fue Dña. Anita, era madre de un hombre que murió con Primo de Ribera,
esa forma de vida la tenia ella muy asumida y era muy estricta con todos, fue
una de las que más fuerte me castigó.
Más
tarde me fui al colegio “Perfecto Socorro”, este era el único que fue un poco
más religioso que en los otros que estuve (he de decir también que en todos los
colegios que he estado hemos estado juntos niños y niñas, nunca nos separaron),
en Mayo, recuerdo, que teníamos que rezar el rosario, todas mis amigas y yo
deseábamos que acabara el mes de Mayo cuanto antes. En este colegio tuve una
profesora grandota que también recuerdo que nos pegaba fuerte, de esta mujer no
tengo buenos recuerdos la verdad.
Pronto
me cambie de escuela y me fui a una academia particular. El profesor de esta
venia de Francia, con lo cual era un poquito más liberal y eso creas o no se
notaba, aunque eso no quita que también pegara. Su argumento era que él era un
hombre de autoridad, no se podía dar ninguna opinión, y mira que a mí me gusta
hablar, y mucho menos llevarle la contraria.
Una
tarde recuerdo que comente algo que él dijo y me pegó una bofetada, yo no lo
aguante y me fui de la clase dando un portazo, más tarde me mando a llamar, yo
creía que me iba a pegar más, y me dijo que si yo tenía pantalones, él tenía
más, pero no me volvió a pegar jamás.
Puedo
considerarme afortunada ya que a todas las escuelas que he asistido siempre he
ido a pie, vivía muy cerquita de todo.
Las
cosas que aprendí en la escuela, hoy día puedo ver que nos las disfrazaban, nos
contaban historias envueltas, a veces, en mentiras o no ciertamente del todo,
no te lo explicaban claramente. Veo una diferencia muy clara cuando hablo con
mi nieta más joven con solo 9 añitos, ella me habla de la regla tan normal,
cosa que entonces no podíamos hacer, recuerdo cuando a lo mejor mi madre hablaba
con las vecinas nos mandaban a jugar a otra parte, eran temas tabús que se
evitaban.
Al
igual me pasa si pienso en los favoritismos hacia el varón, quizás entonces no
me daba cuenta de algunos detalles, pero a día de hoy creo que sí, favorecían
al varón antes que a la hembra, quizás porque entendían que era el hombre el
que tenía que salir adelante, trabajar, mantener una familia…
Recuerdo
que en la clase del francés, como así llamábamos
a Don Ángel, me sentaba al lado de un compañero llamado Eliodoro, cuando a
ambos nos ponían en la pizarra a sumar siempre le ganaba yo, y el profesor le
decía “Eliodoro ¿no te da vergüenza que te gane una niña sumando?”, ya no sé si
con la idea de que él se aplicara más, un poco de amor propio, o bien porque
realmente molestaba que una niña fuese mejor que un niño sumando.
Como
anécdota te puedo contar algunas travesuras que me gustaban hacer, como pintar
en la pared de la escuela “Dña. Anita es tonta”, con la mano izquierda para que
no nos reconociera la letra.
Recuerdo
como mi padre me contaba que él era de la falange, que tenía que serlo
obligatoriamente, con el tiempo, quiso borrarse pero se lo negaron, le pusieron
una condición y era beberse un litro de aceite de camión pesado, mi padre dijo
“yo me lo bebo pero usted bórreme”, efectivamente, se lo bebió, al cabo de unos
días tuvo una perforación de estomago, con esto quiero decirte, que yo no estoy
a favor de nadie en concreto sino del que lo haga bien, no miro ni nombres, ni
partido, ni siglas… nada solo voy con el que lo haga bien y para el bien de
todos.
Con
el tema de Franco tengo que decir que yo era muy niña y la cabeza no la tenía
en esas cosas, no estaba pendiente. A los dieciséis marche a Alemania porque
era cierto que las cosas aquí no iban bien. Allí estudie el idioma nada más, me
case con un andaluz y tuve a mi hija más tarde regresamos a España y aquí
estoy.
He
de decir que viví muy tranquila, no habían cosas como las hay ahora, tantos
robos, tirones de bolsos, drogas por las calles, besuqueos por las calles, que
cada uno puede hacer lo que quiera porque creo que hay otros lugares más
adecuados, tampoco les puedes decir nada porque no les puedes convencer de que
eso está mal, sino que tienen que verlos ellos mismos.
Tampoco
conocí la época de la postguerra, conocí coletazos mas bien, no había para
lujos pero nunca me falto un plato de comida en la mesa, había otras carencias
como la ropa que nos la hacíamos nosotras, incluso la ropa interior que eso tenía
inconvenientes porque como te salieran más estrechas o más anchas de tu talla
era lo que te tocaba, te las tenias que apañar una temporada con ellas.
Y
ahora en la madurez de mi vida me siento contenta e ilusionada viendo a mis
nietas crecer sin miedo y sabiendo que todo lo que he vivido a merecido la pena
y he dejado mi granito de arena en todo
lo que he hecho.
María Ramos García 1ºGrado de Pedagogía .
Grupo tarde
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