Mª Dolores Sánchez Chacón, de 81 años de edad, nació
en 1931 en el pueblo de Cártama (Málaga) en una familia humilde. Es viuda y
madre de un hijo el cual vive en Barcelona desde hace unos 15 o 20 años. Viene
a visitarla cada cuatro meses pero según Mª Dolores le llama todos los días.
Vivió
en Barcelona con su marido más de 30 años y luego se volvieron a venir a Málaga
ya que era su lugar de nacimiento, por desgracia a los 9 meses de volver su
marido falleció. Cuando Mª Dolores no pudo valerse por sí sola se fue a una
residencia de ancianos en Algeciras ya que no obtuvo plaza en la que se
encuentra ahora, Residencia de la Tercera Edad, Pinares de San Antón (El Palo).
Dice
que ha sufrido mucho pero que le gustó la vida que tuvo porque a pesar de los
inconvenientes que había, también había ventajas que ahora no las hay: “cada
uno tiene la vida que le corresponde”. Aunque me ha dicho que tampoco le
hubiera importado vivir en estos tiempos.
Mª
Dolores vivió una vida muy complicada ya que vivió en plena guerra.
Comenzó su etapa escolar a los cinco años en un colegio
en el que estaba interna y que ella dice que era público pero que las clases
las impartía una monja.
Las
clases a las que asistía Mª Dolores eran mixtas en los que había unos 20
alumnos.
Como ya
he dicho tenía como docente una monja, la cual era la figura de autoridad a la
que había que respetar.
Según
ella le gustaba mucho ir al colegio ya que era el único momento de distracción.
Le encantaba jugar con sus amigas y amigos.
No se
cual era el horario exactamente pero todas las tardes iba con el colegio y
todos sus compañeros a Ciudad Jardín, no era entendida como una actividad
extraescolar pero si les servía despejarse ya que estaban internas.
Mª
Dolores era una niña muy traviesa y sufrió a menudo castigos por no cumplir las
normas del colegio pero aunque no me los ha llegado ha describir exactamente no
eran castigos severos.
Según
Mª Dolores estuvo en la escuela hasta los once años ya que fue cuando terminó
la guerra y según me ha dicho todas las niñas dejaron de querer ir a la escuela
y además tenían que volver ha a ayudar en casa y a toda la familia.
No
podían expresar todo lo que pensaban estando en clase ya que la influencia
religiosa y política era muy fuerte. No podían sacar “los pies del tiesto”.
Siempre se tenía que obedecer al maestro/a y la relación entre profesor y
alumno era simplemente esa. No había ningún vínculo afectivo entre ambos.
Para finalizar, con respecto a su experiencia
educativa, Mª Dolores se queda con las amistades que hizo, con todo lo que
aprendió y algunos de los valores que le enseñaron.
Mª
Dolores se emocionaba al volver a recordar parte de su vida.
Rosa Mª
Calvillo Luque
1º
Pedagogía
Historia
de la Educación.
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