Familia Santolaya - Mazo |
Conocí a
Manolo hace unos años, necesitaba un buen dentista y una amiga me lo recomendó;
por circunstancias de la vida me he hecho amiga de él y de su mujer. Recuerdo
un día que me preguntó por qué me había decidido a estudiar informática y le
dije que “era la carrera del futuro”, se me quedó mirando y me contestó: “yo
estuve a punto de estudiar informática pero una moneda decidió que estudiara
odontología”. Cuando
en clase de historia se nos pidió entrevistar a alguien de más de 70 años;
primero pensé en mi padre, siempre me cuenta el buen recuerdo que tiene de sus
profesores y lo mucho que le enseñaron; pero enseguida me vino a la mente la
historia de la moneda de Manolo y aquí estoy escribiendo el cómo lanzar una
moneda al aire puede decir el futuro profesional de una persona.Manuel Santolaya Mazo, nació en
Calahorra (La Rioja) el 11 de enero de 1938; una de las ciudades más antiguas
de España, actualmente centro socioeconómico de la Rioja Baja y la segunda
ciudad más importante después de Logroño (la capital) con 23.708 habitantes, su
actividad principal es la agricultura de regadío aunque también posee una gran
industria conservera y de calzado. Por sus calles se pueden apreciar
innumerables monumentos históricos, desde su Catedral (S.XII) hasta el Palacio
Episcopal (conjunto de varias construcciones que van desde el S. XVI al XVIII).
En la escuela infantil |
¿Qué sucedía
en 1938 en España?; se libraba la batalla del Ebro, la más mortífera de la
guerra civil española, que contribuyó a elevar la moral del ejército nacional;
el 1 de abril de 1939 finaliza la guerra y supuso el comienzo de la dictadura
franquista hasta el año 1975.
En este contexto social inicia sus
primeros pasos Manuel Santolaya, con ocho hermanos, una madre ama de casa y un
padre comerciante, agricultor, productor de vino,… Manuel es llevado a la
escuela de párvulos “Marco Fabio Quintiliano” a los 4 o 5 años, en la cual
niños y niñas estaban separados tanto en clase como en el patio. El horario era
de 8.30 a 13.30 y de 15.30 a 19.00 de lunes a sábado. No permaneció mucho
tiempo en dicha escuela pero recuerda las paredes con el mapamundi, mapas de
España y fotografías de Franco y de Primo de Rivera. En esa escuela aprendió a
leer, escribir y las primeras reglas matemáticas; impartían las clases “dos
viejecitos” (un hombre y una mujer) a los que recuerda con mucho cariño.
Unos
años después sus padres lo envían a casa de sus abuelos a Villar del Rio
(Soria), debido a un brote de tuberculosis en la escuela; allí pasa por dos
escuelas hasta que el cura del pueblo lo elige (Manolo no sabe muy bien por
qué) a la edad de 8 años, para ir al seminario de la Universidad Pontificia de
Comillas. Allí permanece hasta los 10 años, recuerda de esa etapa: la sotana
con la que iba vestido, las clases de griego y latín y la adquisición de las
bases de su educación para el futuro.
A
los 10 años vuelve al pueblo que lo vio nacer, y entra en el Instituto “Marco
Fabio Quintiliano” después de superar un examen de ingreso (puesto que los
estudios realizados en el seminario no estaban homologados), el cual lo coloca
directamente en 2º de bachillerato universal. Aquí ya no le dan el material ni
la ropa necesaria para asistir a clase, con lo cual son sus padres quienes
costean dichos estudios; aunque los libros pasaban de unos hermanos a otros y
existía la Biblioteca del Marques (Acción Católica) en la cual podían leer los
libros que quisieran. Ahí permanece hasta los 17 años.
Los
castigos formaban parte de la educación, me cuenta una anécdota (recuerda el
nombre del profesor, y gracias a internet he conseguido una fotografía de él):
no recuerda el motivo; pero su profesor de literatura Fernando Poyatos le pega
una bofetada, el tropieza y se da contra
la esquina de una mesa, sale corriendo hacia donde estaba su padre para
quejarse. Su padre -le da una patada en el culo- y le dice que ahora mismo vaya
pedirle perdón al profesor “algo habrás tenido que hacer para que te pegara” y le
pida por escrito la justificación que le ha pedido perdón. Cuenta este episodio
como algo normal y que se merecía esa bofetada por haber hecho algo incorrecto;
aquí veo la gran diferencia con nuestro tiempo, en el que el profesor no es
respetado (en algunos casos) ni por los alumnos ni por los padres de los
alumnos. Manuel me dice que aunque no conoce mucho el sistema educativo actual,
si se da cuenta de la falta de respeto que tienen algunos jóvenes hoy en día;
en su época el maestro, estaba muy bien considerado y todo el mundo le respetaba.
Ya que estamos con las anécdotas le pido que
me cuente alguna más y me dice que lo expulsaron del seminario por ir a bailar
a un concurso que había en el pueblo; me quedo extrañada que por ir a bailar te
puedan expulsar de un colegio, pero resulta que ellos se escaparon de noche,
pensando que nadie se daría cuenta; pero al día siguiente apareció su foto en
el periódico local como ganador del segundo premio. Otra vez fue expulsado por
escribir una poesía sobre los prostíbulos.
Sus recuerdos
de aquella época son de gran cariño hacia sus profesores y de lo mucho que le
enseñaron.
A
los 17 años, aprueba la reválida[1],
pero se marcha a Palma de Mallorca a la Academia Militar y Civil (quería ser
piloto), donde durante 2 años realizó el servicio militar al mismo tiempo que
dedicaba 8 horas al estudio; lo cual no le sirvió para mucho pues por un
problema en la vista no pudo continuar con los estudios de piloto.
A los 19 años decide ir a Burdeos
(Francia) a visitar unos parientes y allí conoce a unos sobrinos-nietos de
Azaña[2],
los cuales estaban de lectores de español en los colegios de la zona. Se queda
ocho años, en los cuales realiza la carrera de Odontología, además de diversos
trabajos. Al hacer el examen de ingreso para la facultad es donde se da cuenta
del gran nivel escolar que posee (muy superior a los estudiantes franceses) y
también ahí es donde comencé a escribir esta historia: por la nota de su examen
de ingreso podría haber elegido cualquier carrera de ciencias –medicina,
informática, ingeniero,… como no tenía muy claro lo que quería hacer se
presentó en la oficina de información de la universidad y preguntó ¿Qué carrera
le daría en 5 o 6 años pocos problemas y mucho dinero?, en la oficina le
dijeron que era un pregunta difícil que volviera al día siguiente y se lo
dirían. Le contestaron, informática y odontología; sin saber que hacer decidió
tirar una moneda al aire: cara, informática; cruz, odontología… y ganó cruz…
pero eso forma parte de otra historia.
Elena García Vila. 1º de Pedagogía 2011-2012
Elena García Vila. 1º de Pedagogía 2011-2012
[1]
Examen después de terminar el bachillerato que te permitía el acceso a la
universidad
[2]
Manuel Azaña, (1890 – 1940). Político español, presidente de la segunda
república (1931-33).
No hay comentarios:
Publicar un comentario