HISTORIAS DE VIDA
Paca Caro nació
el 10 de Agosto de 1931 en un pequeño
pueblo de Málaga llamado Villanueva del Trabuco.
Vivía en una
pequeña casa al lado de la escuela con su madre y sus dos hermanos, su padre
falleció en la guerra cuando ella tenía tan solo 5 años.
Su madre que había sido ama de casa,
tuvo que buscarse la vida para poder sacar a su familia adelante después de que
su marido muriera. Se dedicaba a ir de casa en casa vendiendo pan por el pueblo
o a los pueblos vecinos.
Paca asegura que
no le sobraba el dinero pero que por lo menos no pasó hambre. “tengo la suerte
de poder decir que tenía algo que llevarme a la boca todos los días, algo que
realmente se agradecía en esos tiempos.” Me dice.
Sobre los 8 años
comenzó el colegio, un colegio público llamado López Mayor.
El colegio no
era muy grande, era de color blanco y había dos grandes árboles a la entrada,
las aulas eran más de lo mismo, eran simples y no demasiado espaciosas para el
número de alumnos que daban clases allí, que según Paca eran unos 20 ya que era
el único colegio que había en el pueblo.
Las aulas eran
tristes, con un color blanco desgastado, pequeños pupitres y una pequeña
pizarra al lado del escritorio de la maestra.
Doña Margarita, que
así se llamaba la maestra, era una mujer rechoncha y de unos cuarenta años,
tenía el rostro serio y según Paca, aquella profesora le daba miedo.
“en esos tiempo las
figura del profesor era mucho más respetable, nada que ver con hoy en día, en
mi época los maestros eran considerados unas personas cultas y estrictas”.
La relación
alumno-profesor era demasiado fría, la figura del maestro solo se encargaba de
dar clase, nada de preocuparse por sus alumnos. Y en cuanto a los padres pocas
veces iban a hablar con los maestros de sus hijos, asegura ella.
Doña Margarita
era su única maestra y la única que le impartía clases.
En sus clases
solo había niñas y todas ellas de diferentes edades, ya que según ella “cada
niño o niña iba al colegio cuando le parecía”.
La influencia
política y religiosa se dejaba ver claramente en su educación, recuerda incluso
que había una foto de Franco en su aula.
Las clases eran
mucho más duras y estrictas que las de hoy en día.
Los alumnos
recibían grandes castigos por parte de sus profesores cuando se portaban mal o
por el simple hecho de no saber contestar a alguna de sus preguntas.
Los castigos más
frecuentes eran colocarlos de pie contra la pared donde se podían quedar
durante varias horas sin poder moverse, o golpeándole los dedos con la regla.
Paca cuenta que
aunque era una buena alumna no pudo librarse de alguno de estos castigos.
Paca se
levantaba todos los días a las 8 y media, desayunaba, se vestía, e iba a
colegio a las 9, iba andando al colegio ya que solo estaba a cinco minutos de
su casa. Salía de clases a las 2, volvía a casa comía y ayudaba a su madre en
la casa para luego regresar al colegio a las 4 y terminar a las 5.
Lo que más le
gustaba a Paca del colegio era estar con sus amigas y aprender.
Y aunque solo
estuvo 3 años en el colegio llego a aprender a escribir y leer, cosa que
agradece y que le resulta de gran satisfacción ya que hoy en día puede leer las
novelas que tanto le gustan.
“dejar el
colegio fue duro para mi, ya que me gustaba pero yo era la hermana mayor y
debía ayudar a mi madre viuda a sacar a la familia hacia delante, es por ello
que dejé el colegio y me convertí en ama de casa, pero nunca olvidaré los años
de infancia que pasé entre esas aulas con las demás compañeras y los miles de
momentos que pasamos en el patio jugando a la cuerda o al elástico, eran
tiempos difíciles y de gran pobreza, y yo tuve que crecer demasiado rápido”
Mi abuela y yo.
Trabajo realizado por:
Raquel Ortigosa Romero
1ºpedagogía grupo
tarde.
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