“La escuela en el mundo rural a comienzos del franquismo”
El protagonista
de mi entrevista es Salvador Rosado Nieblas. Salvador nació el 17 de febrero de
1929 en Cuevas del Becerro (Málaga), él como la mayoría de las personas del
pueblo, creció en el seno de una familia humilde dedicada principalmente a
labores agrícolas. Sus primeros años de vida transcurrieron en una etapa de
gran agitación política, coincidiendo con la dictadura de Primo de Rivera y el
inicio de la segunda República española.
La vida
escolar del entrevistado comenzó a los ocho años, fecha en la que el poder
franquista ya estaba instaurado en la localidad. Su instrucción escolar se
desarrolló en unas dependencias situadas en el interior de la casa consistorial,
en las cuales solo impartía clases un maestro “Don Lorenzo”, encargado de
enseñar a más de cuarenta alumnos varones de diferentes edades. Por aquel
entonces, las niñas quedaban relegadas al cumplimiento de las tareas domésticas.
Respecto a la figura del maestro, Salvador destaca la dureza del mismo, y como éste
se centraba principalmente en los alumnos pertenecientes a familias adineradas, esto provocaba que niños
como él, de clase humilde y trabajadora, aprendiesen menos que sus “privilegiados”
compañeros. Una de las cosas que más llamaba la atención a Salvador, era el hincapié
que hacía el maestro en inculcar entre sus pequeños alumnos una profunda religiosidad
y sentimiento patriótico, de hecho, como el mismo recuerda su clase estaba
presidida por un crucifijo y una foto del general Franco, ambos situados encima
de la pizarra en un lugar privilegiado y visible desde todo el aula. El horario del colegio para niños de tan
temprana edad era duro, mas teniendo en cuenta
que tras la jornada de tarde
muchos de ellos tenían que acudir corriendo al campo para ayudar a sus padres. En
la entrevista, comentando sobre la educación
actual con Salvador, él se sorprende de
la estrecha relación de maestros y alumnos, cosa impensable en su época.
Desgraciadamente, la educación escolar recibida por Salvador duró menos de un
año con lo que ésta no le sirvió de nada para su futuro profesional.
A lo
largo de la entrevista me contó varias anécdotas
de las que destaco dos: La primera de ellas era la facilidad con la que “Don
Lorenzo” sacaba la regla a pasear y golpeaba la mano de sus alumnos. “La letra
con sangre entra”, este lema era uno de los máximos exponentes de la docencia
en la época franquista; la innovación docente durante la II República se vió
truncada con el levantamiento fascista, el cual consideraba más la educación
como una forma de adoctrinamiento social que como una instrucción pública de
ciudadanos.
La segunda, de una gran carga emotiva para él,
cuenta cómo un grupo de republicanos, los cuales habían luchado en defensa del
Frente Popular, trataron de burlar la censura franquista con el objetivo de
enseñar a niños, cuyos padres no comulgaban con los ideales fascistas de la
época, en los valores de la República. Si bien, podemos decir que esto fue un
hecho aislado, ya que la fuerte represión franquista hacia aquellas personas de
ideales republicanos, junto con las purgas de maestros del anterior régimen,
lograron imponer una educación de corte fascista.
Esta
entrevista refleja como la educación de los niños del mundo rural contaba con
un importante lastre como era el trabajo en el campo. La mano de obra de los
niños era imprescindible para el mantenimiento económico de la familia. Así mismo,
vemos como la educación era cosa de hombres, ya que la mujer recibía una
formación en tareas domésticas, la cual era transmitida de madres a hijas. Por
último, decir que con la llegada de la dictadura franquista se frenó el
desarrollo educativo de España, afectando especialmente a las clases bajas, las
cuales apenas tuvieron la oportunidad de adquirir una formación educativa
mínima.
Juan Carlos Becerra Martín
1º Educación Primaria
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