Mi
nombre es José Serrano Ortigosa nací en el año 1946 y voy a empezar a contar mi
etapa escolar.
Comencé
a los cuatro años en la
Escuela de “La Señorita
Trini” en la
Barriada de El Palo (Málaga) que era una sala con algunas
mesas en la que estábamos todos revueltos. A los cinco años estuve la Escuela de “La Señorita Pepi” también situado
en la Barriada
de El Palo. Las dos eran una escuela privada, lo que viene siendo ahora
Educación Infantil.
Desde
los seis años y hasta tercero estuve en el Colegio “Diego Vázquez Otero”
también privado y situado en El Palo y después me fui al Colegio “SAFA ICET”
hasta octavo y me dieron el Certificado Escolar. Y a continuación, decidí
sacarme el Grado Medio de Electricidad en la “Escuela Franco” en Málaga (lo que
hoy día se llama IES La
Rosaleda).
El
colegio estaba a cien metros de mi casa, con lo cual me iba andando. Las clases
eran sólo de niños. Los pupitres eran de dos en dos y éramos alrededor de unos
40 alumnos más o menos. Éramos todos más o menos de la misma edad, como mucho,
la diferencia que había era de un año. En la primera etapa escolar tuve una
maestra y ya, en la segunda, un maestro.
Con
respecto a la figura del maestro, me acuerdo de una cosa que pasaba a menudo y
es imposible de olvidar: cuando íbamos a comer, el maestro se iba a beber vino
y llegaba borracho a clase. Se quedaba dormido y como lo despertásemos, cogía
la regla y empezaba a pegarnos con ella.
Estudiaba
todas las asignaturas como Matemáticas, Lengua, Ciencias de la Naturaleza, Geografía e
Historia, Religión aunque mi favorita siempre ha sido Matemáticas. Teníamos
todo tipo de materiales como son los libros, una libreta, un bolígrafo, un
lápiz, libreta, etc. Teníamos, o por lo menos yo, mucho entusiasmo a la hora de
estudiar porque me podría servir y de hecho, me sirvió, para aprender un oficio
y así poder trabajar. Con respecto al método de enseñanza, el profesor
explicaba la lección, hacías los ejercicios y a continuación o, al día
siguiente, examen.
Mi
día normal en la escuela era llegar por la mañana y tenía dos horas de clases,
a continuación tenía el recreo, seguía dando clases y después iba al comedor.
Comía y volvía a clase hasta las 17.00. Después había actividades
extraescolares como Baloncesto y Fútbol y allí estaba todos los días con los
amigos.
Existía
mucha influencia religiosa y política; sobre todo en la Escuela Franco. Había que ser
Católico, Apostólico y Romano. Había que besarle los pies a Franco.
La
disciplina era muy dura. Recuerdo que los primeros días que estábamos en el
taller bajamos para ir al comedor y me salí de la fila para lavarme las manos;
entonces fue ahí cuando se dieron cuenta que me había salido de la fila vino el
maestro y cogió la regla y me pegó. Estábamos mi “grupito” todo el día
castigados, porque hacíamos travesuras a todas horas. Uno de los castigos que
nos dieron fue en el taller de electricidad estábamos haciendo un circuito y yo
llevaba todos los días tres bocadillos y le dije a mi compañero que fuese a la
taquilla a por él; ya había pasado un rato y viendo que no venía porque se
estaban comiendo mi bocadillo, decidí atornillar el circuito al tablero y
cuando llegó la hora de recoger, el circuito no se podía guardar y cuando el
maestro se dio cuenta preguntó quién había sido, nos castigó a todos nosotros.
Una
de las anécdotas que recuerdo fue cuando Antonio puso unos trabajos sobre
Lengua y Literatura. Nos puso en grupo y teníamos que debatir sobre los autores
que nos correspondía a cada uno. Al grupo anterior les tocó un autor y no
supieron debatirlo. A continuación nos tocó a nosotros hablar sobre Cervantes y
más concretamente sobre “El Quijote” así que empezamos a exponer y sacamos un
10. Lo que nos sorprendió o por lo menos a mi, es que con lo traviesos y
canallas que éramos sacásemos un 10.
Estuve en la
escuela hasta los 17 años hasta finalizar mi Grado Medio de Electricista. Se
puede decir que sí me sirvieron los estudios porque sino, no podría haber
estado trabajando de ello. No había mucha relación entre padres y profesores
porque sino, podría haber seguido estudiando. De mi experiencia escolar
destacaría de todo un poco. Era y es una etapa bonita de la vida; y tanto es
así que sigo teniendo relaciones con los profesores y compañeros.
Me tuve que
salir porque en mi casa hacía falta el dinero y me puse a trabajar de
electricista durante cuatro o cinco años hasta que me llegó la hora de irme a
la “Mili”. Cuando volví, la empresa había desaparecido entonces decido echar
los papeles del desempleo pero me salió una oferta de empleo en la Fábrica de Cementos.
Cuando entro a
la fábrica me comunican que mi contrato va a ser por turnos y decidí que como
era por turnos, podía tener tiempo para trabajar y estudiar a la vez. Entonces
fue ahí cuando decidí volver a estudiar y empecé el Segundo Grado de Formación
Profesional en Máquinas Eléctricas y cuando terminé el grado, como no tenía
tiempo suficiente porque tenía mucho trabajo, no tenía tiempo para ser perito;
no tenía buena base, fue cuando me saqué la Diplomatura de
Graduado Social. No he llegado a ejercer como Graduado Social porque estaba
fijo en la fábrica y no iba a dejar el trabajo que tenía.
Terminé de
estudiar con 30 años y a día de hoy, no me arrepiento de nada de lo estudiado
porque todo me ha servido y a todo el mundo el consejo que le doy es que
estudien que como no lo hagan, tarde o temprano se arrepentirán.
Trabajo realizado por José Carlos Cañete Molina
Curso 1º D Educación Primaria
Curso 1º D Educación Primaria
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