jueves, 28 de abril de 2011

La historia de una niña en la guerra

Gracias a la colaboración y participación de Dolores Gonzales he podido conocer una anécdota en la escuela de hace casi 80 años. Una anécdota contada con un gran cúmulo de sentimientos.  Aunque no he podido ponerme en el lugar de esta mujer, ya que,  para saber algo así hay que vivirlo, si puedo decir que sus palabras han llegado y trasmitido muchísimo, ya que, no se trataba de palabras vacías en el aire sino de palabras que arrastraba un pasado lleno de dolor, pobreza y en muchos momentos desesperanza.

Puedo alzar mi imaginación y ver a una pequeña niña de tan solo 10 años de edad, miembro de una familia de 8 personas( 6 hermanos, padre y madre ) en una España sufrida por la evidente  guerra civil que estaba sufriendo( 1936-1939), por las constantes revoluciones, crisis y por las  contraofensivas republicanas( la república).

Puedo imaginar una niña con mucho dolor al sufrir la perdida de uno de sus hermanos con tan solo 3 meses de edad y la perdida de una madre tras finalizar la guerra. Una niña sufrida y triste por las posibles necesidades que pudiera sufrir, aunque gracias al duro y constante trabajo de su padre nunca falto de comer  en su casa, peor eso sí, falto algo mucho mas importante una madre y uno de sus hermanos.

Pero a pesar de esta dura y triste historia familia, esta mujer, Dolores, tienen buenos recuerdos de la escuela, no recuerda ningún profesor que la tratara mal,  solo recuerda que al castigar a los niños los ponían de rodillas, pero ella nunca sufrió ningún castigo, ni tampoco llegó a ver ningún tipo de agresión por parte de los profesores a los alumnos. (También decir que ella se quitó con tan solo 10 u 11 años, al morir su madre tras la guerra).

Dolores pudo disfrutar de una profesora con muy  buen corazón  y que aun ella recuerda con gran estima. Esta profesora se llamaba Doña Victoria y fue su primera profesora. Doña Victoria  pudo discernir la posible pobreza de esta niña y de alguna manera cayó en gracia ante sus profesora, ya que, cada día o regularmente Doña Victoria, no se sabe por qué lo hacía, se encargaba personalmente de traer, de su propia casa, un almuerzo para Dolores, ya que, por la situación en la que se encontraba Dolores no se podía permitir llevar un gran almuerzo al colegio y esta profesora estaba al tanto de todo y se involucró en su vida.

Aunque esta experiencia duro poco tiempo debido a que la madre de Dolores murió y ella tuvo que quistarse del colegio con esa tierna edad, ella recuerda esa breve experiencia como algo que marcó en  su corazón, al ver el interés, no académico, que tuvieron hacia ella sin apenas conocerla. En su corazón aún sigue agradecida.

Rut Pedroche Antón
1º de Pedagogía: Hitoria de la educación

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