martes, 19 de abril de 2011

Echando la vista atrás

Me voy a situar en la comunidad de Galicia, en la provincia de Pontevedra. Entre los años 1918 y 1923, es cuándo mi abuelo recibió su educación escolar. En esos momentos se vivía una crisis de la restauración. El período se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se determinó por una permanente crisis política. En aquella época la escolarización se iniciaba a los 6 años y se terminaba a los 12 años. La legislación vigente era la Primera Enseñanza. Consistía en 1er grado, 2o grado y 3er grado. Una vez finalizada esa formación básica había la posibilidad de hacer bachiller inferior y bachiller superior. Por último existía la opción de hacer una carrera. El relato de lo que me ha transmitido mi padre sobre lo que le contaba mi abuelo, es que tenía que andar cerca de una hora, hiciera sol, viento o estuviera lloviendo, para llegar a la escuela y lo mismo para volver a casa. Tenía muy buen recuerdo de su maestro, por lo visto era muy bueno, dentro del contexto de aquella época, claro está. No se dividía los cursos por edad, se iba avanzando de grado a medida que se iban alcanzando los conocimientos necesarios para superar dicho grado. Los alumnos de los tres grados se encontraban en la misma clase. Las materias comunes en las que más se centraban era matemáticas historia y geografía. Los castigos eran físicos y no sólo se aplicaban por no haber hecho los deberes o por no saber lo que te preguntaba en ese momento el maestro; también trataban de disciplinar, es decir, tenían que tratar al maestro de Don, no podían juntarse con las niñas ni en la hora de recreo... Uno de los castigos que sufrían era que por ejemplo tenían que andar de rodillas con arena en ellas o les pegaban con una vara. Otra curiosidad y a la vez evidente, es que los niños eran enseñados por un maestro y las niñas por una maestra. Mi abuelo sólo hizo la enseñanza básica. Otro aspecto en el que insistía por tratarse de aquellos tiempos, es que cuando llegaba de la escuela tenía que ir a por agua a la fuente para poder lavarse, beber ellos y los animales, dar de comer a las vacas... ayudar en todo lo que se les requiriera en casa. Supongo que lo que quería transmitir, que fue una infancia muy dura, aunque muchas épocas de su vida no lo fueron menos, igual que me puede decir ahora mi padre de lo que él mismo vivió y que de esta manera valoremos lo que tenemos. Yo incluso diría más, que gracias a ellos hemos evolucionado y en el día de hoy podemos disfrutar de privilegios por los que se han conseguido a base de luchar.

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