domingo, 17 de abril de 2011

La historia de mi Madre…


Mi madre se llama Aurelia, nació el 10 de Febrero de 1943, vivía en el campo en una zona llamada La Vega la Rata, en Málaga.
 Su familia era de clase media pobre, su padre lucho en la Guerra Civil de España en el bando de la derecha, defendiendo a Franco.
Antes de ir a la escuela, mi madre aprendió algunas letras y a leer en su casa, le enseñaba su padre, ya que su madre ni sabía leer ni escribir.
Mi madre comenzó a ir a la escuela con siete años, iba todos los días al colegio andando, para llegar debía de cruzar un rio, que cuando era invierno y llovía mucho, el rio crecía y tenía que llevarla su padre en un burro.
Su escuela estaba en una finca, donde había una casa, dentro de la casa había un salón grande, donde había unos dieciséis pupitres con sus respectivas bancas, también había una pizarra y encima de ella, como en todas las escuelas de esa época un crucifijo y la foto de Franco. En cada pupitre tenían un pizarrín individual, un lápiz, y un tintero con una pluma.
En su clase eran unos veinte niños, de todas las edades estaban todos en la misma aula, el horario de la escuela era de diez de la mañana a una y media de la tarde. La profesora era una mujer mayor (según mi madre mocita vieja) que se llamaba Ana Reyes, no solía castigar a los niños pero si hablaban mucho en clase,  se reían o se peleaban los castigaba dándoles con una regla en las manos o los ponía de rodillas en una esquina de la clase mirando hacia la pared, a veces hasta más de veinte minutos. Esta profesora estaba pagada por Franco, pero los niños también les llevaban trigo, hortalizas, maíz etc. Esa era la forma en la que los padres recompensaban a esta señora por la educación que allí recibían sus hijos.
 Al empezar la clase, me cuenta mi madre que al menos una hora la dedicaban a rezar, primero tres Ave María y tres Padres Nuestros seguidos de un Salve etc. Mi madre tuvo que aprender rápido todos los rezos ya que ese mismo año que entró a la escuela hacia la comunión. Después de rezar le enseñaban a hacer cuentas (sumar, restar y multiplicar), y hacían un dictado. Cuando terminaban, llegaba el recreo que tenían una hora, salían fuera de la clase donde tenía un espacioso terreno lleno de olivos, donde jugaban al piso, a la comba, al pilla-pilla…
Después de jugar volvían a clase y comenzaban con la lectura primero les enseñaban a leer con la cartilla, cuando ya leían mejor, pasaban al catón y finalmente leían el manuscrito (que según mi madre era un libro de bastantes paginas escrito a mano que contaba historia), y también enciclopedias.
Cuando salía de la escuela iba a su casa, a veces le mandaban deberes, aun que no le gustaba mucho hacerlos, pero si tenía los hacía, después jugaba un rato y se iba a trabajar con su padre ya que tenían una finca muy grande con muchos animales y muchos huertos en los que ella también tenía que trabajar y colaborar.
A los once años mi madre dejo de ir a la escuela y su padre le puso a un profesor Vicente que venía a su casa dos veces en semana, para seguir practicando lo que había aprendido en la escuela, su padre le pagaba a este profesor dándole patatas, pan, también le daba de comer y un poco de dinero.
Por lo que me cuenta, ninguno de sus profesores hablo con sus padres para comunicarles cómo iba en la escuela, si aprendía más rápido o más lento, si le costaba sino le costaba aprender etc. Lo que hoy  día se hace en todas los colegios.
Y bueno hasta los trece años esa es la educación que recibió mi madre, después a lo único que se dedico fue a trabajar y seguir trabajando.
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