lunes, 26 de marzo de 2012

La Educación de la Sra. Carmela Miranda


La entrevista fue realizada a la Señora Carmela Miranda Corrales de 80 años de edad, nacionalidad Chilena y domicilio actual en la ciudad de Osorno.
Ella Nació en el año 1932 bajo el gobierno de Juan Antonio Ríos, quien mantenía al país en un estado neutral con respecto a la segunda guerra mundial, tal y como el presidente anterior (Pedro Aguirre Cerda) lo había anunciado antes de su muerte. Sin embargo la muerte del presidente anterior y la situación económica del país, que debido a que el país mantenía relaciones económicas con varios países implicados en la guerra, mantenía una sensación generalizada de inseguridad en el mismo. Luego del presidente Ríos, y durante la época escolar que cursó la señora Carmela Miranda, estaría al mando el Presidente Gabriel Gonzales Videla quien tendría mucha adhesión en el País debido a las reformas y leyes promulgadas en su gobierno, como la que estableció los plenos derechos de la mujer en política, lo que implicó la igualdad cívica con el hombre. También estableció bases navales para establecer la presencia del país en su territorio antártico y creó universidades.
Sin embargo también tendría una fuerte caída al, tras tener variadas disputas con el partido comunista, declarar la Ley de Defensa de la Democracia, la cual eliminaba la existencia del partido comunista en el País, siendo criticado como aliado de los Nazis y de otras formas.
En el contexto anterior la Señora Carmela fue criada en el campo en sus comienzos hasta los siete años de edad, sin embargo su escolaridad ya habría empezado de manera informal asistiendo a las clases de la escuela rural ubicada cerca de su casa pero solamente como oyente, y también recibiendo conocimientos de parte de su madre, puesto que su padre no sabía leer ni escribir, que la ayudaron a su temprana lectura a través de periódicos y revistas comunes.
Luego a la edad de siete años se mudarían a la ciudad debido a que su padre jubilaría de su trabajo en el campo, llegando a vivir a una casa situada en la población de Ovejería en Osorno, donde anteriormente residía uno de sus hermanos. Gracias a lo anterior asistió a una escuela situada cerca, a no más de tres cuadras de su residencia, la escuela estatal número seis, donde a mitad del año escolar fue promovida a segundo año debido a su estado avanzado de lectura. Su escuela era una casona grande de madera, que tenía un gran patio para sus alumnos los cuales eran aproximadamente 25 por curso y estos se extendían de primero a séptimo básico.
En el campo, donde primero residía solo impartía clases una profesora mujer, en cambio en la ciudad de Osorno, había profesores y profesoras por igual, en donde a ella le impartía clase una profesora. Así también las clases eran mixtas para los alumnos, pero en la asignatura de trabajos manuales, se les dividía por sexos, en donde los hombres aprendían carpintería y otras actividades manuales y las mujeres bordado y cosas del hogar.
Las asignaturas en general eran, Lectura y Castellano, Matemática, Historia, Trabajos Manuales, Religión y Gimnasia, de las cuales su favorita era Historia, debido a que enseñaban mucho la historia de Chile, a diferencia del sistema escolar de hoy en día.
Las clases eran impartidas durante todo el día, desde las 8:45 de la mañana hasta las 12:00, y luego una jornada en la tarde desde las 14:00 hasta las 16:00 hrs, por lo que en el intermedio la escuela les entregaba almuerzo aparte del desayuno de la mañana. Participaba activamente en uno de los deportes extra programáticos de la escuela como jugadora de basquetbol.
Los profesores en general no eran muy estrictos, según cuenta ella, debido a que su padre siempre estaba atento a ella y sus hermanas, y de que aprendieran lo suficiente, así  se notaba la presencia del padre en casa, y de su preocupación por sus estudios. Su padre constantemente acudía a hablar con la profesora para informarse del rendimiento de sus hijas, las que llevaban un muy buen rendimiento al mismo tiempo. Sin embargo algo que llama bastante la atención es que era solamente el padre el que acudía a hablar con la profesora debido a que era tomado como labor del hombre informarse y preocuparse acerca de los estudios de sus hijos e hijas.
Cuenta también como anécdota que de vez en cuando llegaban cosas de regalo de parte del estado a la escuela para las familias que lo necesitaran, como ropa, útiles escolares y alimentos. Pero debido a que la situación económica de ella era estable y relativamente buena, nunca recibía nada de regalo, por lo que lloraba mucho, según cuenta ella, y la profesora para consolarla siempre le regalaba dulces y lápices en modo de compensación.
A pesar de su buen rendimiento en la escuela, mi abuela no pudo continuar sus estudios en el Liceo, debido a que su padre ya envejecido no podía mantener del todo el hogar y ella tuvo que comenzar a ayudar en el hogar para que su madre trabajara también. Por lo que su educación llegó hasta el séptimo año básico en la escuela número seis.
Más tarde cuando ya se encontraba casada, y por enfermedad de su marido tuvo que aprender a trabajar en peluquería, lo cual en mi humilde opinión es también una experiencia educativa, debido a que en esas épocas era el hombre quien trabajaba para mantener su hogar.

martes, 20 de marzo de 2012


VIDA ESCOLAR EN DICTADURAFRANQUISTA
Soy Francisco Rivero Castillo, nací en alora, un pueblo de la provincia de Málaga un 22 de Noviembre 1951, aunque oficialmente es el 26 por  motivos que mis padres vivían en el campo y no pudieron ir en el mismo día a registrarme.
             La casa donde vivía estaba al principio de la calle junto a la plaza baja, que actualmente se llama plaza baja de la despedia. El entorno familiar era muy bueno, que yo recuerde al principio éramos 3 hermanos,  y al poco tiempo nació otro varón. Un tiempo después nacerían mis dos hermanas pequeñas.
Foto en el colegio “Hogar Virgen de la Esperanza” en Torremolinos. Francisco (segundo por la izq.) acompañado de su hermano Juani (situado a su dcha.) y dos amigos de clase.


                     
   A los seis años empecé a ir al colegio “grupo escolar “de alora. Era un colegio de pueblo, donde los maestros hacían lo que podían con la dictadura que estábamos sufriendo. Había mucho miedo político y no había ninguna libertad. Porque no se podía hablar de nada que no estuviera conforme con la dictadura.  
            El colegio estaba lejos a unos dos o tres kilómetros de mi casa, iba andando y algunas veces en el burro llamado “Amaro”. Era un colegio grande y en la clase éramos 50 o 60 niño. Teníamos un profesor que nos enseñaba de todo, aunque este profesor no era muy bueno. Era tan malo que hasta los niños les decíamos a las niñas:
- Niña, enseñas menos que Don Gonzalo.
            No había asignaturas, sino que había una enciclopedia donde explicaba de todo: Lengua, aritmética, historia, geografía, física y química. Mi asignatura favorita era geografía física.
           El profesor nos enseñaba a base de palos, con una regla de madera nos pegaban en los dedos. Y con la mano abierta. Iba al colegio por la mañana y por la tarde. De nueve a una y de tres a seis. Y cuando llegaba el 21 de marzo solo había clases por la mañana. Y ese día íbamos al rio a bañarnos porque empezaba la primavera.
            Había que cantar todos los días “el cara al sol” obligatoriamente. Te gustara o no te gustara. Y había que ir a misa todos los días porque si no ibas estaba mal visto y se decía que eras rojo, malo y que tenías cuerno y rabo.

            A los 9 años mis padres me metieron en un colegio interno de Torremolinos junto con mi hermano pequeño llamado Juani.  El nombre del colegio era “Hogar virgen de la esperanza” de ideología falangista. Allí estuve hasta los 11 años. En ese tiempo me operaron de las anginas en el hospital civil de Málaga. Me tuvieron 15 días sin poder ingerir alimentos sólidos, solamente líquidos y huevos crudos que a mí me gustaban mucho. Una monja enfermera llamada Sor Mercedes con 85 años me cuido mucho y era muy buena persona.
            Yo tocaba en la banda de música que se formó en el colegio, fui el primero en llevar la corneta, el cabo corneta y salíamos el día del corpus Cristi.
            A los 11 años me fui a otro colegio residencia que estaba en el palo, barriada de Málaga. “Onésimo redondo” su mismo nombre indica la ideología falangista. Allí di con la primera persona civil preocupada por enseñar y sacar lo mejor de cada niño.
            Era la señorita Leonor, fue la que me dio los primeros valores humanos e intentó inculcarme dignidad y que estudiara para poder hacerme un hombre de provecho como se decía en aquel entonces. Gracias a ella conseguí una beca en el año 1964, de 3.600 pesetas y salió publicado en el periódico sur de Málaga, yo Francisco Rivero Castillo.
            Comencé mis estudios en el colegio de Jesuita I.C.T.E, Instituto católico de estudios Técnico, que está situado en la playa del palo, junto a un famoso restaurante llamada “Casa Pedro”. Actualmente siguen existiendo ambos lugares.
            Allí estudié dos años, primero y segundo de iniciación con dos buenos amigos. Un cura que ha sido el único cura que me he encontrado en mi vida como buena persona, el padre Arcelus que era mi padre espiritual. Fue el cura que bautizó al portero nacional de la selección española Jose Ángel Iriba. Y Don Jesús que me daba clases de física y química.
            Después de esos dos años pasé a otra residencia que se llamaba “Residencia Alcalá Galiano”, cuyo nombre describía que seguíamos con el fascismo puro. Y los estudios los continúe en un colegio en calle Pozos Dulces que existe hoy en día, cuyo colegio se denominaba “la escuela del padre Mondeja” cuyo hermano el marqués de Mondeja, era amigo personal del dictador Francisco Franco. Actualmente sigue funcionando ese colegio en la barriada de Carranque con el nombre de San José Obrero.         Aquí realicé dos cursos, primero y segundo de instalador-electricista-montador. Recuerdo a un profesor que se llamaba Don Manuel, que era de Casarabonela que le decíamos de mote “el sopa” porque decía con frecuencia:
-¡Esta noche vamos a comer Zopa!
            A otro profesor le decíamos “el del puro”, Don Bernardo y era profesor de carpintería. Y al jefe de estudios que era muy recto y muy hijo de p… le decíamos “el talega” porque tenía una joroba lo mismo que una talega.
Al terminar los estudios estuve trabajando un año y meses… en hostelería de aprendiz de cocinero. Después hice oposiciones para trabajar en la empresa telefónica y como es lógico las aprobé. Y me fui destinado a Madrid capital de España.  Allí tuve la suerte de conocer a mi actual esposa, que fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
 Puedo decir que mi experiencia escolar fue buena, y gracias a ella me pude defender en la vida. Si no hubiera estudiado, no hubiera podido trabajar en el futuro y no hubiera podido vivir bien como vivo ahora.
                                                      
Hecho por: María del Carmen Rivero Jiménez
María Morillo
Se llama María Morillo Monterubio. Nació el 8 de Diciembre de 1929, en Sevilla. Entró en la escuela a los 6 años y terminó a los 12 años, ya que sus padres se separaron y ella se fue al campo con su madre y su abuela.

 Su colegio era Público, se llamaba el colegio del reloj, en Sevilla y todavía existe, ya que una de sus ilusiones es poder volver a ver ese colegio y recordar varios momentos. Ella junto a sus compañeras iban andando, por una calle muy larga, en el que había bastante camino hasta llegar al colegio, y en el que iban todas en filas, con unos baberos blancos. Los horarios de este colegio eran desde las 9 de la mañana hasta las 13 horas de la tarde, después las llevaban a un comedor, de la seguridad social, y a las 15 horas la llevaban al colegio hasta que salían para su casa a las 18 horas.




Su colegio era un colegio normal, del estado, paredes blancas, las habitaciones amplias, le llaman el reloj porque tiene un reloj muy grande cerca de su puerta. El recreo tenía un patio muy bonito, llenos de flores.

En la clase todas las niñas solían tener la misma edad, no era un colegio mixto, como los de ahora, ya que no existían, o sea que era solo de niñas. En la clase solían haber en cada banqueta dos niñas, y calculando, más o menos había 20 niñas por clase.

Tenía dos maestras por clase, llamadas Doña Francisca y Doña Esperanza, eran personas mayores de 50 años, tenían un comportamiento dictador, ordenaban y las niñas cumplían. Ellas se encargaban de enseñar todas las asignaturas o materias, en las que antiguamente se daban todas en un mismo libro, llevaban a parte de este libro, un cuaderno, un lápiz, y colores. Las maestras les ponían ese libro en su mesa y las compañeras se levantaban de los pupitres y tenían que leer a su lado.

Lo que más le gustaba a María era la poesía en la que actualmente tiene escrito varios fragmentos. María iba muy contenta al colegio.

No había mucha influencia política, ya que las niñas no se metían en esas cosas, aunque en las religiosas sí, ya que todos los días iban a misa, y en las cruces de mayo hacían ramos de flores y le cantaban.

La forma de castigo que utilizaban, era con una palmeta en la mano. Te castigaban con los brazos abiertos, o te ponían unas orejas de burro, de papel, y mientras todas las compañeras se reían.

Los estudios para lo que le sirvió es para leer y escribir lo que más le gusta, la poesía. Ya que como se tuvo que salir del colegio para ir al campo, ella no pudo estudiar lo que realmente quería estudiar, que era comadrona.

La anécdota que nunca olvidará es cuando tenían que cantar todas las tardes en el coro, y una de sus maestras, Doña Francisca la miraba cada vez que le tocaba cantar, ya que no lo hacía del todo bien, y miraba para el techo y decía, más suave, más flojito María, y ella se reía con todas sus compañeras.

Realizado por: Paula Rubio del Pino, 1º en Grado en Pedagogía, Historia de la Educación.


lunes, 19 de marzo de 2012

HISTORIA DE UNA VIDA



Para este trabajo he elegido entrevistar a mi tía abuela, la cual me ha parecido perfecta pues nació en el año 1947, y fue a una escuela en Pozoblanco (Córdoba) donde sus padres eran maestros, por lo que ella empezó ha asistir a clase desde muy pequeñita.
El colegio estaba en la parte de abajo de su casa, se trataba de una pequeña escuela pública, con tan sólo dos clases y dos profesores, llamada Unitaria número 4. Las clases no tenían calefacción ni aire acondicionado, pero sí eran amplias, en la parte de fuera había unos patios grandes con árboles y flores donde los niños salían al recreo.
Las clases se dividían en niños y niñas, pero constituidas por todas las edades (hasta los 14 años) excepto en algunas asignaturas que era necesario juntarlos. Al ser de diferentes edades los profesores tenían que ponerles tareas de diferentes niveles, y explicarle a cada uno lo que tenía que hacer, debido a la cantidad de alumnos (40 o 50 por clase) se ayudaban entre ellos, los mayores le explicaban ejercicios a los más pequeños.
Era una enseñanza avanzada para la época, los profesores tenían una mentalidad abierta y se esforzaban por estar al día y enseñar cosas de la actualidad.
Había mucho respeto y cariño por parte tanto de los alumnos como de los profesores, eran clases dinámicas y se le daba mucha importancia al afecto y a la participación en clase.
Las asignaturas eran muy parecidas a las de ahora, había matemáticas, lengua, geografía historia, religión... Pero no se estudiaba con un libro para cada una como ahora, sino que había una enciclopedia que abarcaba todas, eso sí, había una para cada nivel. También había clases de costura y manualidades, y se cantaba mucho. Tampoco había bolígrafos sino que había tinteros y secantes (lo que se usaba para limpiar la tinta sobrante del papel)
Los horarios eran de 9 de la mañana a 12 y media y luego era de 3 de la tarde hasta las 5.
Las clases solían comenzar rezando y posteriormente con un dictado o copiado seguido de una clase de matemáticas o lengua, y ya por la tarde se impartían clases de costura o manualidades.
No había comedor, pero debido a los tiempos de guerra que corrían y a la desnutrición de muchos niños los americanos mandaron unas leches en polvo y queso que se repartían a los colegios, se solía dar una vaso de leche a cada alumno por las mañanas y un trozo de queso al medio día.
Hacían muchas excursiones, como por ejemplo a la ermita que se encontraba a las afueras del pueblo e iban a la iglesia a menudo.
Es cierto que había una clara inclinación por la iglesia, pero aun así los profesores eran imparciales a la hora de transmitir conocimientos, no se dejaban influir por los valores represores de la época.
La educación era disciplinaria, pero no se imponían castigos severos ni había ningún daño físico.
Un modelo de enseñanza que se impartían eran los centros de interés el cual era un modelo pedagógico que consiste en centrar los temas de estudio de acuerdo con los intereses de los niños en cada edad.
Algunos libros de lectura que ella recuerda son “Amanecer” de Josefina Bolinaga y Cuentos, Leyendas y narraciones de ediciones Álbarez.
Cómo era un pueblo, todos se conocían y las relaciones entre profesores y padres eran muy buenas y constantes.
Al ser las clases amenas los niños podían expresarse sin dificultad siendo ayudados por los profesores en todo lo que necesitasen.
Su padre y profesor de la escuela fue una persona trabajadora e inconformista que luchó por mejorar el sistema educativo de la época, por lo que le pusieron una calle en el pueblo y quedo pendiente de ponerle su nombre a un colegio

Una anécdota que nuestra entrevistada recuerda con mucho cariño es que cuando era el día del patrona del pueblo, los profesores traían dos dulces tradicionales de allí, llamados Nazos, los cuales sorteaban entre los alumnos. Un día uno de los dulces le tocó a ella, pero su madre volvió a repetir el sorteo alegando que ella podría comprarle otro más tarde y así que lo pudiera disfrutar otro de los niños.

domingo, 18 de marzo de 2012

Narración de hecho histórico


Nombre: Catalina Gallego Carmona.
Edad: 84 años
Número de hermanos: 8 (6 varones y 2 hembras), ella es la 2º mayor.
Trabajo del padre: Trabajaba al cuidado de un cortijo.
Trabajo de la madre: ama de casa
Entrevistadora: Gallardo Carrasco Mª Dolores

Historia:


Antes de empezar quisiera dejar constancia de que mi abuela Catalina ha hecho un gran esfuerzo por contarme como fue su infancia en la escuela ya que está regular de salud y ha sufrido pequeños infartos cerebrales por lo que hacer memoria supone una tarea un poco complicada pero aún así le ha servido de ejercitación y le ha supuesto una distracción en su vida diaria ya que es muy monótona porque sus piernas ya no le responden y sus únicas distracciones son la televisión y la atención que le queramos dar los demás miembros de mi casa.
Catalina Gallego Carmona nació en 1928, no recuerda muy bien con qué edad exactamente ingresó en la escuela pero calcula que con unos 7 u 8 años, asistió muy poco tiempo porque sus padres dejaron de llevarla.
El colegio al que asistía lo había puesto una señora del pueblo que según recuerda mi abuela carecía del título de maestra y que se llamaba igual que ella.
Se pagaba por ir a esa escuela pero era muy poco dinero por lo que se acercaba más al colegio público y carecía de nombre ya que no constituía  una institución reconocida.
El colegio no estaba muy lejos de su casa, Catalina vivía en la calle principal de la localidad de Campillos (Calle Real) por lo que solo tenía que subir una calle para llegar a la calle Alta donde estaba la escuela (En realidad se le conoce más en la localidad cómo Calle La Sangre, ya que en la guerra según dice hubo mucha sangre en esa calle) y por supuesto se desplazaba a pie.
El colegio solo era una habitación (un cuartito) y luego había otra donde se subía por unas escaleras que se llamaba “lagar” donde había un “poyete”  (encimera) hecha de obra donde se escribía.
Los niños eran de diferente edad y por supuesto  la escuela era mixta ya que no había ninguna otra en el pueblo en número serían sobre unos 30 alumnos y una sola profesora, se asistía por la mañana y por la tarde.
Los niños veían a la profesora tal y como lo que era; es decir no la veían como una persona estricta o con miedo la relación solo se limitaba a profesora que mandaba la tarea y el alumno que se limitaba a hacerla. En cuanto a las asignaturas solo les enseñaban las letras y los números, no había un sistema escolar como el de hoy en día, al menos en los pueblos.
A Catalina le gustaba ir a la escuela pero sus padres dejaron de llevarla para que trabajase y así poder hacer un aporte económico a la casa, además tenía dos hermanos mellizos menores y debía en ocasiones responsabilizarse de ellos ya que su padre no estaba en casa para ayudar en las tareas domésticas porque trabajaba al cuidado de un cortijo y solo iba a su casa cada 8 días.
Cuando le pregunté a mi abuela Catalina como eran los materiales que se usaban en su escuela me dijo lo siguiente: “Un lápiz, entonces no había ni bolígrafos ni cosas de esas y una libreta que valía una perra gorda”.
En cuanto al método de enseñanza  la profesora estaba sentada y les ponía a cada alumno en su libreta independiente, por entonces no había pizarra, los deberes que tenían que hacer y cuando los terminaban los alumnos se levantaban e iban a su sitito a que les corrigiese la tarea.
En un día normal de escuela, mi abuela se levantaba sobre las 8 de la mañana y desayunaba un poco de café con pan migado según dice ella “Era lo que había” y se iba a la escuela. A las 13:00 salía a su casa a almorzar puesto que el colegio no disponía de comedor, cuando terminaba el almuerzo ella volvía al colegio, pero por la tarde se dedicaban a hacer costura hasta que salían a las 16:00 de la tarde. No tenían actividades extraescolares.
En la escuela de entonces no había asignatura de religión ni se hacía hincapié en esta de ninguna forma, esto pertenece más a la escuela franquista que todavía estaba por llegar. No se  utilizaban castigos físicos, Catalina solo permaneció en la escuela unos dos o tres meses y no aprendió ni a leer ni a escribir por lo que ella piensa que la escuela no le sirvió de gran cosa a la hora de desenvolverse en su vida diaria ni como ama de casa.
Los padres tampoco se interesaban mucho por cómo les iba a sus hijos en la escuela y la relación entre maestra y padres en el caso de mi abuela era escasa, además en aquellos años solo importaba lo que cada niño con cierta edad podía aportar a la casa ya fuese ayuda económica, como era más el caso de los varones, o en ayuda doméstica para las mujeres aunque en numerosas ocasiones estas también tenían que trabajar según cuenta la entrevistada.

viernes, 16 de marzo de 2012

La vida de Antonio García

Historia de vida de Antoio García Perez.

Antonio García Perez nació en el año 1932, tiene 82 años. Nació y se crió en Málaga capital.

Su padre era Anestesista del Hospital “Noble”, su madre era ama, eran ocho hermanos de los cuales viven tres.

La primera casa en la que vivió fue en la paz de la victoria nº22, dicha casa tenia tres habitaciones, un comedor, cocina y baño.

Cuando empezó la guerra su padre debía cambiar de ropa, ya que con el trabajo que tenia debía ir arreglado con sus zapatos, su corbata y esto hacia que la gente pensase que era franquista, por ello opto por ir menos formal.

Empezó el colegio con 8 años, era un colegio franquista por lo que era muy religioso, se rezaba antes de entrar a clase,y los sábados se rezaba el rosario. los alumnos no tenían libros, y aprendían solo lo que el profesor le decía, por lo que Franco y la dictadura era lo mejor. En las clases se daba cultura general, y esta cultura era toda relacionada con Franco y la iglesia, el único material que el colegio tenía era pizarra papel y algo para escribir. El horario lectivo era de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00. El maestro se llamaba Don Ose Villena para este hombre fue un profesor competente ya que le enseñó a mucha gente a leer y a escribir, este profesor vivía en el colegio. Era un colegio solo de chicos y hasta el instituto no lo empezaron a mezclar. Obviamente se utilizaba el modelo de molde para educar a los niños en el colegio, cuando se portaban mal o decían alguna palabra obscena utilizaban castigos físicos. Lógicamente a día de hoy Don Antonio es consciente de que lo que le decían en la escuela era falso, que lo adornaban todo demasiado. No había ninguna libertad en la clase, no se podía reprochar, ni opinar algo diferente al maestro.

Con la guerra se tuvieron que mudar a otra vivienda.

Cuando paso al instituto este se encontraba a 6 kilómetros de su casa y debía ir todos los días andando, por lo que los días de lluvia y mal tiempo no podía asistir a clase, como ya comenté arriba las clases era mixtas. Las asignaturas que tenían era latín, griego, geografía, matemáticas, ingles o francés y lenguaje

Con 18 años le detuvieron y le dieron un “carnet de rojo peligroso” ya que iba con los amigos hablando lo vieron sospechoso, le pegaron y lo llevaron a comisaria, gracias al trabajo de su padre que tenia contactos pudieron sacarlo de allí.

Por culpa del trabajo padre le hicieron franquicia a la fuerza ya que le pedían un carnet en el que pusiera que eras franquista para poder ejercer aunque a el no le gustaba la política y ni siquiera iba a misa. Un día a su padre lo querían fusilar ya que pensaban que era un rojo pero lo salvo un comunista ya que antes por el trabajo que tenía le había salvado la vida y como agradecimiento le puso un par de policía en la puerta para que velara por su seguridad, los cuales le acompañaban al trabajo y lo traían a su casa.

Para Antonio no hubo un bando bueno y otro malo ya que los crímenes fueron cometidos por los dos bandos, para el todo ocurrió porque todos los partidos querían mandar e incluso entro los mismos sindicatos se mataban.

Pasaron hambre y necesidad ya que el padre ganaba 333 pesetas eran ocho hermanos con los padres diez y la abuela 11 personas en una casa demasiadas personas que alimentar para tan poco dinero, tres de sus hermanos se fueron a hacer especialista de aviaciones ya que no podían vivir tanta gente allí. Don Antonio en el hospital Noble realizó las practicas de enfermero, pero como había mucha necesidad la gente no podía pagarle en la mayoría de los cosos o si le daban algo era comida, por lo que decidió irse al extranjero. Fue a Finlandia volvió por el frió y se volvió a suiza, se defendía en idiomas como el ingles y el francés aprendió alemán e italiano empezó a trabajar en un hotel de conserje de ahí paso a recepcionista. Cuando volvió a España en otro hotel lo mandaron de subdirector, realizo unas oposiciones en Madrid para el Titulo de director de empresas turísticas la cual aprobó y le dieron una vacante en málaga y a estado trabajando 29 años haciendo promociones de viajes por todo el mundo.

Los idiomas los sigue hablando a día de hoy.

Gracias a toda su experiencia a podido darle a sus hijos una buena educación y han podido estudiar una carrera y ejercerla.

jueves, 15 de marzo de 2012

La protagonista de mi entrevista es mi abuela Amparo, nacida en el año 1929, una mujer de pueblo a la que siempre le han apasionado los libros, siempre con ansia por saber más, pero que por la época no pudo cursar estudios universitarios, una lástima ya que su sueño siempre fue ser profesora. Comienzo a hacerle preguntas y me responde a cada una de ellas con mayor ilusión que la anterior, me cuenta que comenzó a ir a la escuela de su pueblo (Fuensanta, Jaén) a los seis años, la única que había “cerca” de su casa y digo “cerca” porque tenía que recorrer dos kilómetros a pie cada día para llegar a ella, eso sí, dice que no le costaba ningún trabajo ya que sabía que era un privilegiada al poder recorrerlos, ya que otros hacían dos o más kilómetros para dirigirse al campo a trabajar. Llevaba consigo un gran bolso que le hicieron sus hermanas mayores con sólo una pluma, un lápiz y una goma de borrar. Recuerda que la escuela se dividía en dos plantas, no era demasiado grande y ni siquiera tenía un patio donde jugar, su recreo era en la plaza del pueblo. Las aulas eran de gran tamaño, ya que por cada clase eran en torno a cuarenta alumnos con diferentes edades, aunque, por lo que dice, la diferencia no era demasiada. Se sentaban en un pupitre que tenía un tintero en el que mojar la pluma con la que escribían en tinta, teniendo que compartirlo cada dos alumnos. En un principio las clases eran mixtas, hasta los ocho años más o menos, momento en el que ya se separaban por sexos. Tenía una maestra que recuerda con cariño aunque con mucho respeto, presume de que nunca le regañó porque era muy aplicada, pero aún así no se caracterizaba por imponer castigos a los más revoltosos, la solución que daba a los malos comportamientos de sus compañeros era directamente bajarles la nota. Cuando le pregunto cómo era con sus alumnos sin dudarlo me contesta que era “muy educada”, pero para nada cercana, la maestra era la maestra, una figura a la que respetar y con la que mantener las distancias, a pesar de que los domingos fuera a tomar café a su casa con mi bisabuela. Quizás lo que más me llamó la atención al escuchar su historia es el que sólo tuvieran un libro, una especie de enciclopedia que concentraba las asignaturas básicas: matemáticas (su asignatura favorita), lengua, geografía… Me apunta que sobre la historia de otros países la verdad es que no se hablaba mucho, algún que otro dato pero sin profundizar apenas. La religión era uno de los aspectos más destacados en sus años escolares, le dedicaban varias horas a la semana e incluso iban con su maestra cada domingo a misa. Cada día iba caminando hasta llegar a la plaza del pueblo, una vez allí se colocaban en fila, uno detrás de otro perfectamente alineados y en total silencio iban entrando hasta llegar a su clase. Tras atravesar la puerta del aula, cada uno se colocaba detrás de su pupitre y gritaban todos “¡Viva España!”, seguido de un Padre Nuestro y un Ave María. Para finalizar cantaban a coro el “Cara al sol” y una vez terminado el ritual, comenzaban las clases, así día tras día, de 9:00 a 13:00, después se marchaba a casa de unos amigos de sus padres a comer, ya que no le daba tiempo a ir a su casa porque tenía que estar de vuelta en la escuela a las 16:00. A las 18:00 finalizaban las clases y vuelta a andar sola de camino a casa, hasta los trece años (un año antes de finalizar sus estudios), momento en el que mi bisabuela fue a hablar con su maestra porque unos chicos “la molestaban” de camino al colegio, así que decidió que o el colegio ponía medidas, o su hija no volvía a estudiar. ¿Cuál fue la solución? El colegio se encargó de que un municipal la acompañara cada día en esos dos kilómetros que antes andaba sola, increíble pero cierto (igualito que ahora). Al cumplir los catorce años, edad en la que terminaba la enseñanza obligatoria, dejó los estudios ya que según decía su madre, si sus hermanos no habían estudiado ella tampoco podía, algo lógico para una mujer viuda con siete hijos. A partir de entonces y cada vez que podía le pedía a su madre que le regalara un libro, porque al parecer esos años de aprendizaje le supieron a poco, envidiable.
Ha sido una gran experiencia, divertida y cuanto menos curiosa, que me hace, supongo que al igual que a mis compañeros, darme cuenta de cómo han cambiado los tiempos, lo afortunados que somos y lo poco conscientes que somos de ello y desde luego para ella ha sido toda una alegría retroceder en el tiempo y volver a los años más felices de su vida.

Narración hecho histórico

La señora entrevistada se llama Mª Ángeles , pero la conocen como Angelina y tiene 82 años . Esta mujer nació el 12 de Marzo del 1930 en un pueblecito de la axarquía malagueña llamado Torrox. Angelina es una persona como tantas muchas de las que sufrió en su etapa educativa las consecuencias  de una guerra tan terrible y monstruosa como fue la Guerra Civil Española.

Según me cuenta , la escuela la empezó con 4 años, pero recuerda que cuando se inicio la guerra civil en el 1936 hubo varias temporadas donde apenas podía asistir ya que su familia se trasladó a vivir al campo por miedo a que les pasara algo malo y ella al ser la mayor de  3 hermanos  se encargaba de cuidar de ellos, me añade que ella fue la hija que tuvo menos oportunidad de aprender que el resto de sus hermanos .Aun así durante ese periodo donde transcurrió la guerra, me dice que fue capaz de aprender a leer y  escribir, cosa que recuerda con una gran sonrisa  cuando me habla  de su profesora “ Doña Alfonsina”. Recuerda que esta maestra le decía a ella que era una excelente alumna, ya que era muy inteligente y que tendría un gran futuro.

Después una vez finalizada la guerra civil, cuenta que en el pueblo se vivió unos años de gran miseria donde apenas había recursos para subsistir, lo que esto le supuso que sus padres apenas tenían tiempo de cuidar a sus hijos y como ella era la más mayor era la encargada de dedicarse al cuidado de sus hermanos y de las tareas de la casa. A  pesar de ello, en este periodo tan corto de su trayectoria educativa, ella tiene muchos recuerdos y sobre todo de gran agrado.

Siguiendo con la entrevista,  reseña que las  clases que se impartían en el pueblo se dividían en dos profesores, uno eran las clases del señor Don Alberto, que era una pequeña casa que acogía a todos los niños del pueblo, aunque todos no asistían ya que al ser niños podían irse a trabajar con sus padres. Por otro lado estaba la escuela de su maestra “Doña Alfonsina”, que era donde se encontraban las niñas y cuyas clases se impartían en una habitación que se encontraba en un lateral de la iglesia del pueblo  llamada Nuestra Señora de la Encarnación. Menciona que en esa habitación  se encontraba  muy decorada por dibujos infantiles y sobre todo con muchas plantas ya que a su maestra les gustaba mucho las plantas ya que decía que las plantas representaban las ganas de vivir la vida.

Al preguntarle por el trato que tenia la maestra con ellas, ella lo recuerda con una gran sonrisa ya que decía que  Alfonsina era muy buena con ellas preocupándose mucho por ellas e incluso Angelina me añade una frase que se le quedo grabada de la maestra que decía que sus alumnas eran “sus niñas”. Con respecto al desarrollo de las clases  cuenta  que no tenían  tanta influencia política pero sí religiosa ya que reseña que Alfonsina era muy religiosa y quería que sus niñas también lo fueran. En cambio al desarrollo de las clases masculinas se encontraban muy influenciadas por la política y existía un régimen muy estricto llegando incluso  a pegar un guantazo a los niños si se portaban mal, todo esto ella lo sabe  gracias a su marido que se lo contaba recordando viejos tiempos.

Centrándonos un poco más en las clases que Angelina tuvo, decía que  cuando daban cosas referentes a la naturaleza, la maestra Alfonsina solía llevarse a  sus alumnas  a los alrededores del rio para aprender mejor y además para jugar, pero Angelina me añade que eso fue cuando ella era muy pequeña , ya que con el inicio de la guerra y el transcurso de ella no hacían esas excursiones  por miedo  a que les pasara algo.

Por último un año después terminada la guerra civil abandonó por completo los estudios centrándose en ayudar en la labor de su madre que era costurera.

Valoración Personal

Esta entrevista que podido tener con esta señora  me ha emocionado muchísimo, además me ha servido para darme cuenta de las situaciones de pobreza y de miseria que vivieron algunas personas y como ella puede recordarlo con tanta alegría. Además me a hecho ser consciente  de cómo personas con tan poco pueden ser felices y otras personas con tantas cosas  no son felices  y subrayo esta frase que me ha dicho Angelina  cuando le he dado mi opinión sobre su historia  y  me ha dicho “ Hay que ver hoy en día  los niños con todos los juguetes que tienen y no juegan con ninguno y antiguamente con un carrico pencas( es un carro que hacían con las hojas de las pencas) era uno muy feliz” Pues lleva toda la razón, hoy día apenas sabemos valorar lo que tenemos. Actualmente también se sigue dando esas situaciones de pobreza  como puede ser en los países subdesarrollados, donde apenas  esas personas cuentan con recursos  para subsistir y aun así son felices con nada que tengan.

Como conclusión, saco una reflexión que  creo que es interesante que nos las planteásemos la mayoría de las personas y es ¿Porqué no puede haber un mundo igual para todos? ¿Porqué todas las personas no pueden tener las mismas posibilidades  y los mismos recursos?

Dejo estas preguntas para que cada persona se cuestione a sí mismo  y así  seamos capaces de ser más conscientes  de nosotros mismos, de nuestros actos y sobre todo saber valorar lo que tenemos



                                                                                           Realizado por: Fernández Nieto,Pablo

                                                                                                                     1ºPedagogía

                                                                                                                     Grupo B

historias de la vida


Narración de hecho histórico 

He de resaltar que la realización de la encuesta, ha sido un experiencia agradable ya que ha sido realizada en una residencia de ancianos de aquí de Málaga y creo que tanto ellos como yo al finalizar la encuesta nos quedamos con una sensación muy gratificante.
También destacar que la señora a la que le realice la encuesta no tiene ningún vínculo familiar conmigo y a pesar de ello se mostró muy cordial, respondiendo a la mayoría de las preguntas realizadas.
El nombre de la encuestada es Adela Benítez Sánchez natural de Granada capital y nació el 20 de febrero de 1938. Su padre era Policía Nacional y su madre se dedicaba a llevar la tienda que tenía en su propia casa de ultramarinos a la que también se dedicaban más familiares. Comenzó en la escuela a la edad de 7 años hasta los 10 años en un colegio privado exclusivamente para niñas, al cual iba andando porque se encontraba relativamente cercano a su vivienda. Las características principales de su colegio era un colegio grande y frío en el cuál era imposible tener contacto con niños y si intentabas tenerlo y te “pillaban” eras severamente castigada. Y en clase normalmente las niñas eran de la misma edad, salvo algunas excepciones y serian unas 20 niñas por clase . Tenía un maestro, el cual solo al recordarlo sin dudarlo lo califica de duro y estricto y que todos sus castigados eran físicos “los conocidos provocados con regla y cinturones” y que siempre ponía las notas a la baja para que así te aplicaras en clase. Una cosa que me llamó la atención un poco es que le impartían prácticamente las mismas asignaturas que a nosotros: matemáticas, geografía, religión, música, francés y lengua y su asignatura favorita era matemáticas. Los materiales que utilizaba eran los básicos lápiz y gomas “Milán” cuando me lo dijo hecho a reír y me dijo que todavía seguíamos usándolas. El horario era muy estricto de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:00 y en ese descanso la mayoría de los días almorzaba en el comedor del colegio, y una cosa que me impactó aunque cuando pensé en la época que estaba y lo vi desde su perspectiva no me sorprendió es que los niños y niños de esa época no iban a la escuela con la intención de aprender y mejorar, es decir, no había un ímpetu por estudiar, debido a que me explicó que cuando regresaba de la escuela se tenía que dedicar ayudar al negocio familiar de ultramarinos y el resto de niños también tendrían que ayudar a sus padres y más en los tiempos tan duros en los que estaban. La educación en aquella estaba ligada a religión y política claramente para así inculcarlas a las generaciones más jóvenes los valores del régimen, pero Adela me dijo que particularmente en su colegio solo impartían la religión católica pero no se la imponían en su colegio porque la llevaba impuesta desde su nacimiento. La disciplina tenía un papel fundamental basada en que los niños tuvieran un comportamiento ejemplar y los castigos estaban al orden del día, la mayoría físicos y Adela me comentó que alguna que otra vez sufrió alguno por no saberse el temario de la asignatura o porque  hablaba en clase. En la escuela estuvo desde los 7 años hasta los 15 años, pero algo que para esa época me pareció algo muy curioso es que a partir de los 11 años sus padres contrataron un profesor particular en su casa que impartía las clases a ella y a sus hermanos. Sus estudios específicamente para realizar su trabajo no le sirvieron en demasía pero sí que para comprender algo mejor la situación en la que se encontraba y para tener más cultura. Trabajó en una compañía de seguros 5 años, después de vendedora de cosmética 10 años y acabó siendo agente libre de seguridad hasta 1992, y trabajar le costó un gran esfuerzo porque su marido se lo impedía hasta que logró convencerlo. Las relación del profesor con sus padres en el colegio de chicas era nula, pero luego con el profesor particular si que había algo más de relación. Para finalizar, Adela lo que más destaca de su experiencia escolar es que a pesar de los tiempos que corrían las niñas de su escuela y los niños y niñas de su barrio se lo pasaban en grande correteando por sus calles, divirtiéndose con cualquier cosa y destaca la gran diferencia del nivel de vida de su época y la actual, pero no está de acuerdo de las muchas facilidades que se le dan a los niños de hoy en día y solo lo que conseguimos es que no valoren verdaderamente lo que tienen. La anécdota que me contó Adela es que quedaban con los chicos, que por cierto si no iban les pegaban, hacían rabona y fumaban a escondidas o se dedicaban a robar frutas. Aquí dejo una foto con Adela en su residencia de ancianos, me pareció una persona muy agradable y cordial. 

Nombre: José Manuel Mora Romero
Asignatura: Historia de la Educación
Práctica: Narración de hecho histórico Etapa Educativa