jueves, 24 de noviembre de 2011

HISTORIA DE LA ESCUELAPRÁTICA Nº2

La entrevista se la he realizado a mi abuela, ya que pregunté en varias residencias y me negaron la posibilidad de hacerla .

Mi abuela nació en el año 1933, en Almería. Según me cuenta
 se comenzaba el colegio a la edad de 6 años, pero debido a que estaba la Guerra Civil española, no se escolarizó hasta los 7 años de edad. Justo cuando cumplió esa edad se transladó a Málaga, debido a que su padre era de izquierdas no la bautizó, y para escolarizarse ese era un requisito imprescindible, por lo tanto ya una vez en Málaga se bautizó.

Sin mal no recuerda, me cuenta que el colegio era PÚBLICO, estaba muy cerca de su casa ,era solo de niñas, tenia forma de ‘’L’’
la estructura y que la clase estaba conformada por unos 40 alumnos.
Los detalles sobre el aspecto de la clase es muy muy limpia, grandes balcones que daban mucha luminosidad a la clase, nada de decoración, muy simple y dos grandes pizarras. Habían muchos bancos para sentarse, y estaban ordenados por proximidad a la mesa del profesor, y el criterio de orden era : los más inteligentes estaban adelante. No estaban clasificadas las clases por 1º, ni 2º…como es actualmente si no que eran unitarias( todos los niveles mezclados) por lo tanto una pizarra iban dirigida a unos y otra a otros.
Las asignaturas que tenía mi abuela eran : Catecismo, una enciclopedia de 1º y 2º Grado(dentro de esta se impartía en el temario matemáticas, lengua…) geografía e historia, estas dos últimas sus favoritas.

Los materiales más comunes eran pluma y tintero, lápices de colores y lápiz pero de carboncillo y escribían en una mini pizarrita ( me añade que las libretas era un lujo, que pocos poseían).

Había una profesora por clase, la suya se llamaba ‘’Doña Soledad’’
y era buena pero muy severa. La forma que tenía de explicar era desde la mesa y una vez explicado el temario llamaba a 1 o 2 personas para que le explicara todo aquello que ella había explicado. Tampoco tenía mucha iniciativa didáctica, no se preocupaba por emplear otra manera de explicar las cosas si alguien no lo entendía y había que tener entusiasmo por fuerza, era lo que había y punto. Los castigos consistían en tortazos en las manos y de rodillas contra la pared ( apunta mi abuela que le castigaron una vez, no recuerda por qué, y que lo pasó muy mal al levantarse, le dolían mucho las rodillas), tampoco se le vomentaba a la profesora nada, ni había participación, se le tenía al profesor como una figura muy importante , y a nadie se le ocurría ni por asomo faltarle el respeto. Los padres tampoco tenían mucho trato con el profesor, prácticamente nulo, ni había salidas escursionales.
Su maestra transmitía muchos valores ligados a la política y a la religión.

No recuerda el nombre de su colegio, pero se entraba a las 9:00 y se salía a las 12 :30 , y por la tarde de 15:00 a 17:00.
No había ni comedor ni actividades transcolares, pero si había las llamadas ‘’PERMANENCIAS’’ que consistía en pagarles al profesor y este impartía clases particulares a los alumnos que lo solicitaran ( tenían que ser privilegiados por disponer de esos servicios ), y también clases de labores , como era solo de mujeres , les enseñaban a bordar, a hacer punto de cruz , etc.



Pasándonos ahora un poco a la influencia política y social que había en aquella época destaca : Todas las mañanas al llegar a clase la profesora nombraba a uno de la clase para que alzara la bandera y todos cantaban el ‘’Cara al Sol’’( himno impuesto por Franco) y con respecto a temas religiosos; era obligatorio estar bautizado y asistir todos los jueves por la tarde a dar Catecismo en la misma Iglesia.

Recuerda un día normal de clase de llegar, cantar el himno, atender a las explicaciones de la maestra, hacer dictados( cada falta la copiaba 20 veces) e irse a casa a comer para luego volver.

Añadir por último que le gustó mucho su profesora, le encantaba ir al colegio , tanto que cuando su madre la necesitaba para hacer tareas lloraba y lloraba porque no quería faltar al colegio, estuvo escolarizada durante 5 años, hasta los 12.
No le sirvió mucho el colegio, ya que nunca trabajó, que tampoco hacía falta en aquella época estudios para trabajar , pero si sabe escribir y leer muy bien , además añade que gracias a ello despertó un gran sentimiento por la lectura, que a día de hoy sigue, le encanta leer.

Como anécdota
 Me cuenta una cosa curiosa que he querido añadir porque me a sorprendido a nivel personal mucho:
Como los niños eran la mayoría muy pobres ( sobre todo por la situación política que atravesaba España), por REYES el colegio regalaba muchas cosas ; muñecos de cartón o madera, caramelos, cocinitas de latón y leche en polvo ( por el hambre que había)
Alba Cuenca Lozano.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Entrevista.


Datos del entrevistado
Nombre: Carmen M. P.
Fecha de nacimiento: 16-8-1936
Nacionalidad: Española
Ciudad: Málaga

Los años 30 no fueron años buenos, comenzó con el “crack del 29” que sumió a Europa en una crisis económica que afectó a España, y debido a esto y a un cúmulo de hechos dieron lugar a la Guerra Civil (1936 – 1939). La Guerra Civil terminó con el principio de una estricta dictadura a manos de Francisco Franco y con una posguerra que condicionaba una complicada vida digna. Y además, a nivel mundial se abría la Segunda Guerra Mundial.
Es decir, Los años 30 fueron años crueles, de conflictos y hambre, en los que vivir dignamente eran una misión difícil y, por lo tanto, más difícil aún acceder a unos estudios, pero que a pesar de ello, hubo personas, que con un bajo nivel económico, pudieron acceder a unos estudios.
Hacia el año 1936, en Málaga, nació una niña, que le dieron por nombre Carmen, esta niña no nació en el entorno que merecía, pero no le faltó ni comida ni ropa. Actualmente, ella tiene 75 años y ha tenido una satisfactoria vida con el trabajo del día a día.
Comenzó a estudiar a la edad de 7 años, en un colegio público, llamado popularmente “El muelle”, porque se encontraba cerca de este, situado en Calle Alemania. Aunque entró un poco grande, ella ya sabía leer y escribir, debido a que su padre le enseñó cuando era más pequeña.
Ella iba andando a la escuela, y ayudaba que su casa no se encontrara lejos del colegio, sólo a unos 300 metros.
Su colegio era grande y tenía un patio con flores, su clase era también bastante grande y tenía dos pizarras. Y los cursos que se ofrecían eran desde 1º a 5º.
En su clase solo había niñas, todas de su misma edad, y había niñas de muchos lugares. Su grupo era bastante grande, de unas 30 a 40 alumnas.
Pero a pesar de que su clase no fuera mixta, en el colegio había una clase para niños.
A parte de la escuela, su padre, para ella y sus hermanos, contrató a un profesor particular que era bastante económico por aquel entonces, y así reforzaba lo aprendido en la escuela.
El cuadro de profesores que había en su colegio era mixto, pero aun así, había más maestras que maestros. A ella le impartía clases solo una maestra, a la que se referían como Doña María. A los profesores se les trataba muy bien y con el respeto que merecían, para ella, la imagen del profesor era bastante importante y de autoridad.
Las asignaturas que aprendía eran aritmética, lectura, geografía, historia, matemáticas, y los viernes tenían la actividad de costura. Todas estas materias venían concentradas en un solo libro, llamado “La enciclopedia escolar”. Como asignatura favorita tenía la lectura, ya que le encantaba leer y aprender cosas nuevas. A la hora de estudiar, en su clase había bastante entusiasmo, y por parte de ella aún más, siempre era una de las primeras en clase.
Los materiales que usaban para estudiar eran limitados: “La enciclopedia escolar”, unas hojas (que humildemente compraban poco a poco) y un lápiz.
Los días en clase siempre eran iguales, cuando llegaban por la mañana lo primero que debían hacer era ponerse en fila y rezar de cara al sol, luego, subían a clase y la primera actividad era hacer un dictado, del cual,  la maestra, les preguntaba más tarde. Luego, la maestra los llamaba a la pizarra para decir los números y posteriormente se los llevaba a la mesa para leer. Unas de las técnicas de estudio utilizadas para aprender las lecciones era de memoria.
Su jornada lectiva se dividía en dos: el turno de mañana era de 9h a 12h y el turno de tarde de 15h a 17h. Pero también tenían como obligación ir todos los domingos a misa, y la profesora para saber si iban les preguntaba a modo de examen y trampa de qué color llevaba el cura el hábito.
En su colegio había un comedor, pero por circustancias que desconozco, nunca pudo acceder a él.
Las actividades extraescolares se hacían en ocasiones puntuales, como por ejemplo en navidad cantaban villancicos, y alguna vez que otra tenía representaciones teatrales.
Cómo hemos podido comprobar, la escuela estaba bastante influenciada por la religión, ya que debían ir cada domingo a misa, también los viernes debían ir a catequesis, incluso hasta le hacían chantajes: si no iban a misa no les daban desayuno, e iban a rezar a la iglesia San Juan, pero para entrar en la iglesia le daban un pañuelo para cubrirse la cabeza y los brazos.
Además, había mucha disciplina y castigos que debían cumplir poniéndose de rodillas, aunque ella nunca vivió alguno, porque era una buena alumna.
Su estancia por el colegio no fue del todo larga, estuvo desde los 7 años a los 14 en el colegio de educación primaria, posteriormente estuvo en un nocturno unos dos o tres años y por ultimo ingreso en un colegio de corte y confección. Los últimos estudios le sirvieron de gran ayuda, ya que en tiempos de crisis, ella misma podía fabricar su propia ropa y la de sus familiares por un bajo coste.
Nunca sus padres hablaron con su profesora, porque no tuvieron la necesidad, pues ella nunca tuvo ningún conflicto ni nada parecido.
 Nunca pudo exponer sus opiniones a los profesores puesto que la relación se limitaba a profesor-alumno y era bastante distante, y si alguna vez intentaba exponer su punto de vista y era la contraria a la de la profesora, estos intentaban cambiársela.
Lo que ella especialmente destacaría de su paso por el colegio era la educación, el comportamiento y el respeto que dirigían a sus superiores.
Uno de los recuerdos que le marcó más fue aquellos días en los que repartían comida y le daban pan y leche en polvo, lo recuerda como algo agradable.
Y otro recuerdo que tiene, durante su estancia en la escuela, fue el día que le dieron un premio compuesto por libros, libretas y lápices. Y con gran memoria recuerda el nombre de uno de los libros, “San Ignacio de Loyola”.
Como conclusión, en esta entrevista, he aprendido lo diferente que es la educación actual con la del pasado. Por ejemplo, la de ahora es mucho más “liberal” que la de antes, y también es bastante distinto el respeto que hay y había hacia los profesores.
En mi opinión, creo que la educación ha mejorado, sobre todo en la libertad de expresión, pero ha empeorado en la posición que tenían en el pasado los profesores y maestros.  Pero a cada generación le toca una situación distinta que vivir.

Judith Campoy Gómez

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Entrevista.

"HISTORIAS DE AYER"
Entrevistado: Diego Del Águila
Entrevistador: Francisco Del Águila
Fecha de la entrevista: 28 de octubre de 2011
Lugar de la entrevista: Rute (Córdoba)

Diego Del Águila nació en 1934 en un pueblo cordobés llamado Rute, cercano a Lucena. Al primer año de vida perdió a su padre, por lo que la figura paterna le faltó desde el primer momento.

A pesar de que en el pueblo había dos colegios, Diego no pudo asistir nunca a ninguno de ellos porque debía trabajar para mantener a su familia. También había profesores que iban de casa en casa cobrando 1 real por día, pero Diego no se lo podía permitir ya que en aquella época era el padre el que mantenía a la familia. La única educación que recibió fue el aprendizaje de los métodos de trabajo. Debido a esta situación, comenzó a trabajar con 8 años cuidando cabras y cobrando 10 reales mensuales. Tampoco hizo la comunión por falta de dinero. 

Con 14 años comenzó a trabajar plantando pinos en la sierra del pueblo, pero el dinero que recibía era muy escaso, con lo que en estas fechas pasó demasiada hambre. Y para subsistir buscaba aceitunas para después venderlas. Esto hizo que en más de una ocasión recibiera una paliza por parte de la Guardia Civil. Y otro método que utilizaba era el de vender leña por 1 peseta el kilo. Con 18 años no hizo la mili porque era hijo de mujer viuda, lo que, según me comentó, lo agradeció en cierto modo porque así podría trabajar y ganar más dinero para alimentar a su madre y a sus hermanos. 

Curiosamente, piensa que los niños y niñas que nacieron antes de la Guerra Civil (1936) sufrieron más penumbras y calamidades que los niños que nacieron en la post-guerra y en pleno régimen franquista (1941-1978), quienes disfrutaron de una educación "digna" para la época. 

( Por lo que pude observar cuando me contaba estos años de su "infancia", se notaba en la expresión de su cara que había sufrido demasiado para poder, no sólo trabajar, sino comer. De hecho, cuando plantaba pinos él cobraba 15 pesetas por ser peón y el pan costaba 12 pesetas, por lo que subsistía con 3 pesetas al día. En una ocasión quedó endeudado con 6 pesetas y cuando la madre fue a comprar harina para cocinar se la denegaron porque se había corrido la voz en el pueblo de que tenía pagos pendientes. Debido a esto, estuvo sin comer durante 2 días, hasta que saldó la deuda). 

Después de estar trabajando unos cuantos años de este modo, con 20 años empezó a trabajar en la campiña, donde su horario estaba establecido de "sol a sol". Dicha campiña era posesión del terrateniente de la zona, pero fue el mayoral de dicha zona quién realmente le sirvió de ayuda porque le enseño a contar hasta 50 y le enseñó a firmar obligándole a copiar durante meses. Además, como el me comenta, se sentía un privilegiado porque era de los pocos que recibía un poco de leche por su buen trabajo y esfuerzo por parte del mayoral. Todo esto ocurría a espaldas del terrateniente, quién tenía gran influencia social en la zona y "manejaba" a las fuerzas del orden a su antojo. (Al relatarme estos años de su vida, su rostro cambia radicalmente comparado con el que pude observar cuando me contaba su infancia ya que se le notaba una luminosidad y una alegría cada vez que mencionaba al mayoral y a todos los trabajadores de la campiña). Desgraciadamente, cuando su primer hijo nació, no lo pudo conocer hasta los 17 días después de su nacimiento porque si dejaba de trabajar no podía cobrar el resto del mes. 

Cuando me relata esta parte de su vida, le pregunto la influencia política y religiosa que había en el pueblo y me confiesa que la Iglesia tenía demasiado poder y que incluso, si te cruzabas con el cura en cualquier sitio del pueblo, debías pararte y besarle la mano. Si no lo hacías o no te dabas cuenta de que el cura estaba presente, mandaban a la Guardia Civil para que "castigara" a los que el quisiera y aprendieran modales. Y haciendo referencia a la ideología fascista imperante en la época, me comenta que debían guardarse las apariencias demasiado, como mostrar respeto por la Guardia Civil, ya que cualquiera en el pueblo te podía acusar de "Rojo" o "Comunista" y te perseguían hasta encarcelarte e incluso apalearte. 

Años más tarde, cuando Diego tiene aproximadamente 28 años, se marcha a trabajar a las minas de los Pirineos, donde comenzó a construirse la frontera con Francia. En su "escapada" por el norte de la península, también trabajó de bombero (en dichas minas), en Cafrán (Asturias) quitando nieve de la carretera y en Guipúzcua, concretamente en Somaya, haciendo el puerto. Todo esto transcurre durante 6-7 meses, los cuales estuvo alejado, dejando en el pueblo a su mujer y a 2 hijos. Cuando hubo reunido 18,000 pesetas en estos trabajos, volvió al pueblo y se compró una casa (su vivienda actual). Me confiesa que se marchó al norte porque allí pagaban mejor que en Andalucía. 

Habiéndose comprado ya la casa y habiendo vuelto al pueblo, comenzó de nuevo a criar cabras a la edad de 30 años aproximadamente hasta su jubilación, ya que el trabajo de cabrero estaba considerado igual que el de carpintero o herrero. Cuando comenzó de nuevo, tenía 3 hijos y una mujer que alimentar. Por lo que pude deducir, la vida de cabrero es muy dura, trabajando de "sol a sol" e incluso quedándose noches "al raso". Gracias al dinero que ganaba cuidando animales, comenzó a comprar cabras por su cuenta hasta que reunió un rebaño de 75/80 cabras aproximadamente. Cuando las cabras daban a luz, vendía los chivos para conseguir dinero o realizaba trueques con ellos y la leche con otros comerciantes del pueblo. 

Sobre su vida de cabrero me comenta una anécdota un tanto curiosa. Me expone que hubo una época donde se murieron 20 cabras por una enfermedad y que en el corral donde guardaba las cabras había un San Pancracio y por superstición lo estampó contra una calera (donde se hacía la cal) y lo rompió. "Gracias" ha haber roto dicho San Pancracio dejaron de morirse las cabras. Desde entonces pensó que la Iglesia es la culpable de su desgracia y dejó de respetarla hasta hoy día. 

Poco a poco fue aumentando su propiedad gracias al dinero que recibía por vender la leche, vender los chivos, etc., hasta llegar a comprarse una cochera, un nuevo corral y terminar de pagar toda la casa. Además pudo criar y educar correctamente a sus 5 hijos. 

Aunque la tradición de cuidar animales pasó a sus hijos, Diego insistió en que recibieran una buena educación para tener al menos una buena base académica para después poder especializarse en sus respectivos trabajos actuales. 

Diego se pre-jubiló a los 60 años porque trabajó en las minas de los Pirineos construyendo la frontera con Francia. Cuando dejo su profesión de cabrero, como "hobby" se dedicó a cuidar otra serie de animales para consumo propio como cerdos, pavos, gallinas, etc. 

Actualmente, a sus 77 años, Diego vive en aquella humilde casa que se compró cuando era joven, con su mujer, con la que lleva casado 50 años, y recibiendo continuas visitas de sus cinco hijos y nietos que lo quieren de todo corazón, como éste que escribe. 






Gracias abuelo por compartir tus vivencias conmigo. 








jueves, 3 de noviembre de 2011

Entrevista

Datos del entrevistado
Nombre: Francisco López Rodríguez
Fecha de nacimiento: 26/10/1931
Edad: 80 años
Nacionalidad: Española
Ciudad: Málaga (Torrox)

Nos remontamos al año 1940 en donde el entrevistado comenzó sus primeros pasos en el mundo de la educación, tras la derrota en la guerra civil y en plena dictadura del General Franco. Comenzó a estudiar con 9 años como podemos comprobar hasta los 17 años, más que un colegio eran una serie de casas viejas, dos de ellas dedicadas al género masculino y una al género femenino. Se encontraba la profesora Doña Elisa, dedicada a las chicas, el profesor Don Emilio dedicado a los chicos, al igual que el profesor Don Manuel Castro Fernández, profesor del entrevistado. Francisco vivía al lado de la escuela, a tres minutos, y todos los días como es normal iba andando. Según nos cuenta el entrevistado las clases eran unas habitaciones viejas, en donde el maestro se encontraba en un altar (representando superioridad) y lo chicos en filas. En la primera fila se encontraban los 10 chicos más “listos” y seguido los demás chicos en mesas de cuatro. Francisco era el menor de la clase, la mayoría de compañeros tenían un año más o como mucho dos y como hemos visto no existían las clases mixtas, era algo impensable. Por clase habían unos 50 alumnos. El profesor significaba la autoridad en el aula, este hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que por encima de todo le debían. Esta idea de respeto se veía a la vez fortalecida por los padres, ay que los padres de Francisco le inculcaban la idea de obediencia al maestro, hasta el punto que depositaban en él su confianza para que ejecutara las reprimidas que Francisco merecía. Entre las asignaturas que estudiaba se encontraban lengua, matemáticas, geografía, religión y aritmética. La favorita del entrevistado y a la que le dedicaba más tiempo era aritmética. Para el aprendizaje de estas asignaturas empleaba el Catón (libro con textos sencillos para aprender a leer), la Enciclopedia escolar del año 1938 y la cartilla primera y segunda (hojas). El método de enseñanza por el cual el profesor impartía el aprendizaje a sus alumnos era mediante dictados que debían los alumnos aprenderse para decirlos el día siguiente. Durante el trascurro del aprendizaje, Francisco aprendió a leer, escribir, operaciones matemáticas, los números quebrados y las 3 reglas. En cuanto al horario, Francisco tenía un horario de un total de 7 horas, de nueve de la mañana a una de la tarde y de dos de la tarde a cinco.

Francisco se levantaba cada día a las ocho y media para ducharse para ir a clase. Allí el maestro impartía las cuatro primeras horas correspondientes, después cuando terminaba el colegio a las una de la tarde se iba a comer la comida que le preparaba su madre para así volver a las dos y terminar a las cinco. Tras esto, Francisco estudiaba las lecciones mandadas por el profesor y luego se dedicaba a ayudar a su padre a descargar y cargar camiones.
Como podemos ver no era un colegio como los de actualmente, por lo que no había comedor y tampoco actividades extraescolares. En el colegio no existía gran influencia política pero sí religiosa, esta influencia se notaba en la asignatura de religión que era una de las más importantes y obligatoria y en cada clase existía una foto de Franco en la que ponía con letras cursivas “Generalísimo Franco” y junto a ella otra de Primo de Rivera. En cuanto a la disciplina era dura, cuando algún alumno se quejaba en casa de la severidad del maestro la respuesta que se utilizaba en tales ocasiones era: “algo malo habrás hecho”. El profesor como castigo imponía el no poder ir a comer o también cuando no se sabía las lecciones le pegaban con una vara en la mano y luego el profesor debida a la relación que había profesor- padres, le contaba lo ocurrido y estos también castigaban a los niños como veían conveniente. Como podemos deducir no existía relación profesor-alumno, y los alumnos no podían opinar en clase, lo que decía el maestro era lo correcto y no podían cuestionárselo, de hecho ni se les ocurría hacerlo. Durante sus ocho años de enseñanza tuvo el mismo maestro, la misma aula y convivía con sus mismos compañeros excepto los que se iban para poder trabajar.
Tras su trascurso en la escuela, Francisco se dedicó con su padre a ser camionero, viajando por toda España, por lo que la enseñanza impartida no le sirvió de mucho, simplemente el saber leer, escribir y las operaciones matemáticas más básicas. 
Como anécdota no recuerda ninguna, lo que recuerda el entrevistado es que cuando el profesor iba a tomarse un café o a comprar tabaco durante las clases, se quedaban al mando los más “listos” y cuando el profesor no podía asistir a clase por motivos personales venía su hermano, Don Alfonso, a impartir la clase.
Afirma sentirse orgulloso de los estudios recibidos a pesar de que no les hayan servido en un futuro pero gracias a ellos actualmente con 80 años sabe leer y escribir.


                                                                                                                       Cristina Bueno López 1ºD 

Vivencias en la escuela


Francisco Garrido Fernández 1º D              Historia de la escuela

Datos de la persona entrevistada

Nombre del entrevistado: Manuel López Fernández
Edad del Entrevistado: 66
Año de nacimiento: 31/12/1945.
Nacionalidad: española
Ciudad: Málaga.


Contexto general (político y social)

Las experiencias personales de la persona entrevistada transcurren en los años 50, ya que entró a la escuela a los 7 años de edad en 1952; fecha correspondiente al período conocido como posguerra, que tuvo lugar después del conflicto armado de la guerra civil española, la cual tuvo como consecuencia una situación de crisis económica y se vivieron situaciones de hambre y  pobreza extremas. Asimismo, la escasez de alimentos provocó la aparición de enfermedades y como consecuencia un aumento de la mortalidad. Ante estos sucesos, el gobierno se vio obligado a imponer el racionamiento, que se trata de una regulación ejercida por las autoridades sobre los alimentos y otros bienes. El estado repartía los víveres entre la población a través de las cartillas que poseía cada familia. Por tanto el gobierno distribuía entre la población cartillas de racionamiento y además intentó solucionar los problemas de abastecimiento controlando la producción agrícola a través del Servicio Nacional del trigo.
Se produjo una fuerte represión de la oposición, que quedó relegada al exilio por medio de la censura. Durante esta época Franco era el jefe del ejército, del estado y el poder residía en él. Había una política intervencionista y autárquica, es decir, una política basada en la intervención directa del estado en asuntos económicos y en una autosuficiencia económica que limitaba el comercio con el resto del mundo.
En definitiva se trataba de un régimen conservador, católico, autoritario y militar que no llegó a su fin hasta implantarse la democracia en los años 70.


Experiencia personal en la escuela


A continuación, comienzo a relatar la experiencia personal de Manuel López Fernández en la escuela, que comienza contando que accedió a ella con 7 años aproximadamente y que estudió en el colegio público Doña Eugenia, en “La normal” de Málaga, dónde consiguió el certificado de estudios primarios, en el patronato San José y en el instituto profesional Francisco Franco. Estuvo desde los 7 hasta los 12 años en educación primaria y de los 12 hasta los 17 años realizando el bachiller.
Manuel López recuerda su clase de la escuela con bastante amplitud, con unos 50 metros cuadrados aproximadamente y con muchos niños dentro de ella; casi todos de su misma edad y solo convivía con niños, puesto que no había clases mixtas. Según explica había aproximadamente unos 30 alumnos por clase y había un solo maestro para todas las asignaturas. Aquí observamos una diferencia con la educación actual, ya que mientras en aquel entonces un único maestro se encargaba de todas las materias, actualmente en la mayoría de colegios cada maestro puede encargarse de impartir dos o tres asignaturas pero no se encarga de todas como ocurría anteriormente.
Manuel asegura que la figura del maestro desprendía mucho respeto ya que era quien impartía los castigos ante las malas conductas de los alumnos. Pese a eso, él iba con mucha motivación a la escuela para aprender y estudiar.
Los materiales que utilizaba eran lápiz, goma, lápices de colores, compás, regla, escuadra, cartabón y tinta. Casi todos los materiales que utilizaba coinciden con los que yo mismo utilizaba en el colegio, a excepción de la tinta, que nunca he hecho uso de ella.
Respecto al método de enseñanza, el maestro explicaba la lección y posteriormente procedía a mandar actividades que los alumnos tenían que realizar. Además, ocasionalmente el maestro sacaba alumnos a la pizarra para preguntarles y así comprobar que habían aprendido la lección.
Iba a la escuela de 9:00 de la mañana a 14:00 de la tarde, con un recreo de una media hora aproximadamente a media mañana. Este horario coincide con la mayoría de horarios existentes en los colegios hoy en día.
Estudiaba geografía, historia de España, matemáticas, gramática y geometría. De estas asignaturas, su favorita era la historia, que apunta que siempre le ha fascinado. Estudiaba todas estas materias en un único libro que tenía contenidos de las diferentes asignaturas. Aquí podemos apreciar otra diferencia con la educación actual, puesto que hoy en día cada materia viene por separado en diferentes libros y no hay en la escuela un único libro que posea contenidos de todas las asignaturas como anteriormente.

            

Manuel cuenta que opcionalmente y a voluntad del profesor se impartían clases de inglés, dos veces en semana a la hora del recreo, de 11:30 a 12:00, a cambio de 10 pesetas. Aquí observamos otra diferencia evidente, ya que anteriormente, en este caso concreto, estudiaba inglés quien tuviese interés y quien se lo pudiera permitir, y actualmente el inglés es una materia obligatoria en la escuela y todo el mundo tiene la posibilidad y el derecho de acceder a ella.
Recuerda que la disciplina era dura, había diversos castigos, entre ellos palmetazos en la mano con una regla, situarse en la esquina de cara a la pared, colocarse de rodillas con un libro en cada mano y sobre todo muchas copias de lo que se debía y no se debía hacer. Manuel explica que por el simple hecho de hablar con un compañero te daban un palmetazo en la mano con la regla. Es evidente que hoy en día la disciplina no es tan dura como era entonces y que los castigos no son ni mucho menos tan severos.
Indica que en su etapa en la escuela no había ningún tipo de actividad extraescolar, como hay en los colegios actualmente y considera que los estudios que realizó si que le sirvieron para su futuro profesional, puesto que piensa que sin su formación tanto en primaria como en bachiller, no hubiera podido llegar a ser ajustador matricero, que fue la profesión que ejerció.
Existía mucha influencia tanto religiosa como política ya que según me cuenta cuando hacía el bachiller tenía que cantar el “Cara al sol”. En sus clases de la escuela había fotos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera, y la asistencia a misa era obligatoria. Manuel asistió un verano a un campamento donde desfilaba y recibía una formación militar y donde además le eran transmitidos los ideales políticos de la época.
Para concluir la entrevista, me cuenta una anécdota que le sucedió en la escuela y es que un día le iban a poner una falta de disciplina grave porque le sorprendieron cogiendo moras.




Conclusión personal

Considero que esta entrevista me ha sido muy útil y enriquecedora para conocer la educación en etapas anteriores, para poder compararla con la educación actual y para analizar la evolución bajo mi punto de vista positiva que ha tenido a lo largo del tiempo.

Francisco Garrido 1º D


NARRACIÓN HECHO HISTÓRICO

PRÁCTICA NÚMERO 2(ENTREVISTA):

*Datos del entrevistado:
-Fecha de nacimiento: 15/07/1938
-Nacionalidad: Española
-Ciudad: Córdoba

*Desarrollo de la entrevista:
La entrevistada, de nombre Josefina, nació en el 1938. Respondiéndome sobre si asistió a la escuela, me ha dicho que no, pero que aún así, en su vida no ha dejado de aprender.
Ella es la hija mayor de su familia, tiene dos hermanos más (un niño y otra niña) y, por eso, es la que ha tenido que ayudar en la mayoría de las tareas que pudieran surgir, porque la diferencia de edad con sus hermanos es bastante.
Teniendo en cuenta que la situación por la que estaba pasando España en ese momento era pésima y que la situación económica de la que gozaba su familia era muy mala, no pudo ir a la escuela.
Sus días los dedicaba a ayudar a su madre en la casa con los niños hasta que cumplió ocho años, teniendo que ayudar a su padre en el campo. Contaban con una huerta donde la mayoría de su plantación era de horatalizas y árboles frutales, además de tener unos cuantos animales como un par de cerdos, gallinas, un perro y una mula. A esta última le tenía un aprecio especial, porque con ella iba a todos los lugares que su madre le mandaba, por lo que le permitía tener un día mas llevadero en vez de su rutina diaria del campo. Se trasladaba hasta el pueblo a por agua o al río a lavar la ropa, donde se encontraban numerosas amas de casas haciendo la colada también. Hace una aportación : " Desde lejos yo ya podía averiguar si había muchas mujeres. Solo tenía que afinar un poco el oído. Si se escuchaban las canciones típicas, me tocaría esperar mi turno un gran rato."
Cuenta que para poder lavarse, no contaba con una ducha como otros afortunados de su pueblo. Su madre tenía que calentar agua caliente en la caldera y ponerla en un barreño, donde, por orden, iban pasando y así se iban lavando; siempre y cuando, es día se calentase el agua, que era uno de los pocos privilegios q se daban de vez en cuando, porque normalmente lo hacían con agua fría.
A los doce años ya conoció a su futuro marido, que era hijo de unos amigos de sus padres, tambien campesinos, con los que intercambiaban alimentos para no tener que bajar al pueblo a comprarlos. Éste se llamaba Agustín y, por lo que cuenta, no le gustaba mucho, pero "tampoco había más donde elegir" sentencia. Sus padres eran muy estrictos y católicos, por lo que no dejó que su noviazgo se formalizara hasta los quince. 
Cuando cumplió los dieciseis su hermano mediano le hizo el relevo en el campo, por lo que ella aprendió el oficio de su madre: costurera. Desde la casa veía pasar todas las mañanas a los niños hacia el colegio y cuenta que se sentía muy triste porque ella también quería ir, pero que su madre le consolaba diciendo que no se preocupase porque mientras ellos perdían el tiempo con los libros, ella se estaba preparando como mujer que era : sabía lo duro que era el campo y ya estaba preparada para ser una buena ama de casa. Pero a ella eso no la convencía y tampoco lo hacía saber que heredaría la huerta(que no era de gran extensión, ni mucho menos).
Alcanzando los dieciocho, se casó y fue a vivir a casa de su novio como era por costumbre entonces. Tres años más tarde ya tenía su primer hijo, de los cuatro que tiene, al que llamó Agustín como su padre. Le hubiese gustado escolarizarlo como había soñado ella durante tanto tiempo, pero, por la paupérrima situación económica,no pudo y también ha estado hasta los ocho en el campo.
Ya metida en los cuarenta y con ayuda de sus hijos, logra vender la finca y se muda a un piso en el centro de Córdoba, donde ha conseguido terminar de formar a su familia, viendo crecer incluso a sus nietos con el paso de los años.
Con la muerte de su marido, hace tan solo tres años, y las ganas de aprender que ha tenido que reprimir durante tanto tiempo,  se ha decidido por apuntarse a una escuela para mayores. No cabe de alegría cuando cuenta algo sobre la clase, sobre la maestra, que es mucho más joven que ella, sobre sus libros y, mayormente, de lo bien que le va.
Este centro está muy cerca de su nueva casa, por lo que va caminando, allí se encuentra con sus compañeras de clase, que como ella, no pudieron asistir a la escuela en su momento y comienzan las clases, desde las tres y media de la tarde hasta las seis y media. En ellas les enseña desde el principio: leer y escribir, que aunque parezca muy básico, no saben.
Creo que es un modelo a seguir sin duda, ya que con sus setenta y tres años, no hay atisbo de cansancio en ella. Textualmente dice: " Es la mejor elección que he hecho en mi vida: estudiar. Ya me gustaría haber empezado antes, pero bueno, más vale tarde que nunca, ¿verdad? "
Sin duda un modelo a seguir, no he visto persona más viva; no hay atisbo de cansancio en ella. 


MARINA ACEVEDO RUIZ
1º MAGISTERIO, GRUPO "D"

PRÁCTICA Nº 2

CUESTIONARIO: HISTORIAS DE LA VIDA



Este cuestionario se lo hice a mi abuela materna, se llama Concepción Giménez Lucas y tiene 82 años, vive en el Rincón de la Victoria, y es una mujer con mucha energía y simpática, bastante cabezota pero a la vez la mejor abuela del  mundo.



1)      ¿En qué año nació?

Nació en 1929, en Málaga.



2)      ¿A qué edad comenzó la escuela?

Ella no se acuerda muy bien. Recuerda tener unos 6 o 7 años y ya sabía leer y escribir por lo que deduce que estaría en la escuela de más pequeña.



3)      El colegio, ¿era público o privado?, ¿Te acuerdas cómo se llamaba?

Mi abuela estuvo en 4 colegios distintos. El 1º no era un colegio, sino que era una mujer la cual enseñaba a las niñas pequeñas en su casa. En este “colegio” mi abuela y su hermana tenían que llevar sus propias sillas a la clase. Recuerda que era una señora mayor, educada y a mi abuela le gustaba mucho. El 2º era un colegio público que abrieron nuevo era muy grande pero ella estuvo muy poco tiempo porque un día estando en clase se acuerda que estaba llorando su hermana y su tía las saco del colegio, parece ser que le habían regañado muy fuerte y la familia no le gusto.

Al empezar la Guerra sus padres las mandaron a Casa Blanca (Marruecos) que allí tenían familia y estuvieron en un colegio francés, donde aprendió el idioma, pero no aprendió mucho mas , porque al poco tiempo se mudaron todos los tíos y primos suyos a Tánger, por lo que las 2 hermanas se fueron con ellos. El 4º colegio fue en Tánger, era una escuela de monjas , las cuales las trataban regular  porque descubrieron que eran de familia comunista y las regañaban  y discriminaban llamándolas “ rojas”. En ese colegio estuvo hasta 2 o 3 años. Allí hizo su primera comunión. Ese fue su último colegio pero dice ella que siempre le ha gustado aprender y sobre todo leer y que hasta hoy en día no ha parado ni un instante.





4)      ¿A qué distancia estaba el colegio de tu casa? ¿Cómo te desplazabas?

Todos los colegios estaban muy cerca de su casa, siempre iba andando y en 5 min llegaba al colegio. El que estaba más cerca era el 1º que desde su habitación veía la clase. Y el que estaba más lejos cree que era el de Casa Blanca que se daba un paseíto con sus primas para llegar a la escuela.



5)      Describe cómo era tu colegio y la clase.

De la clase que más se acuerda era de la primera, la casa de la señora Petronila, era muy sencilla y chiquitilla con pocas niñas  y ellas tenían que llevarse su sillita para sentarse. En las 2 primeras escuelas ella no recuerda que hubiese pizarra grande sino que usaban los folios y lápices. De las otras dos escuelas de marruecos no se acuerda muy bien.



6)      ¿Había diferencias de edad entre los compañeros de tu clase? ¿Era mixta o no?

No había casi diferencia quizás de un año, pero o más. En todas las escuelas que ha estado, los niños estaban separados de las niñas.



7)      ¿Cuántos alumnos había por clase?

Había entre 15 o 20, pero no más.



8)      ¿Qué tenía, maestro o maestra?

Ella siempre ha tenido maestra. En todos los colegios que habían estado las niñas tenían maestra y los niños maestros.



9)      ¿Cuántos maestros por clase?

Ella solo recuerda uno por clase.



10)  ¿Cómo veía la figura del maestro?

La veían como una figura que había que respetar, La 1ª era muy agradable, también eran más chicas, las de las 2 siguientes no se acuerda muy bien cómo eran, pero su maestra de Tánger (monja) era estricta y más bien mala y despectiva por ser mi abuela de familia comunista.

11)  ¿Qué asignaturas estudiaba? ¿Cuáles eran sus favoritas?

Ella recuerda haber estudiado matemáticas, lengua, Historia de España. Recuerda haber hecho cuentas, haber hecho dictados y haber leído mucho.

Su asignatura favorita era y dice que sigue siendo, Historia de España.



12)  ¿Había entusiasmo a la hora de estudiar?

Sí, a ella le encantaba aprender y leer, y dice que seguirá así siempre.



13)  ¿Qué materiales escolares usaba?

Ella usaba lápices, lápices de colores, y no existía la tinta, ella no se acuerda de haber usado reglas ni nada parecido.



14)  ¿Cómo era el método de enseñanza del maestro o maestra?

Aprendían jugando, las maestras explicaban y ellas utilizaban un pizarrín y ahí escribían y luego lo borraban con un trapo. Mi abuela recuerda que le contaban cuentos,  y cantaban canciones. También  usaban folios y lápices de colores a la hora de dibujar.



15)  ¿Qué horario tenía?

Mas o menos, de 9 de la mañana a12:30, no se acuerda de haber tenido clases por la tarde, pero si recuerda que las que eran más grandes que ella si tenían.



16)  Describa cómo era un día normal.

Pues se levantaban, y se iban andando al colegio. Allí se sentaban en la clase y escuchaban a la señoría de explicar, ellas coloreaban, escribían y leían. Algún día les dejaban jugar un  ratito a lo que quisieran, pero no siempre era así, también porque eran muy pocas horas de clase. Para ella las clases eran muy entretenidas y a ella le gustaban mucho.



17)  ¿Había actividades extraescolares y comedor?

No tenían ninguna de las dos cosas, eran colegios muy chicos.



18)  ¿Existía mucha influencia religiosa y política?

En el colegio de Tánger sí que había influencia tanto religiosa como política. En las demás escuelas ella no recuerda ni imágenes de Cristo, ni crucifijos ni ningún tipo de influencia política.



19)  ¿Era muy dura la disciplina? ¿Impartían castigos? ¿De qué clase? ¿Sufriste alguno? ¿Por qué?

Cuando ella era pequeña no se acuerda de ningún castigo duro sin embargo con sus hijos sí hubo profesores que regañaban con la regla y esas cosas. Pero a ella no, sin embargo en la escuela de Tánger sí que le dieron algún empujón por ser de familia comunista.



20)  ¿Cuántos años estuvo en la escuela?

Más o menos hasta terminar primaria, tendría unos once o doce años.



21)  ¿Le sirvieron esos estudios para su futuro profesional?

No, cuando volvieron a Málaga su único trabajo fue a los 18 años en la bodega de  un amigo de su padre. Lo que estudió no le sirvió para encontrar trabajo sino para aprender a leer, a escribir y a ser más culta.



22)  ¿Había relación entre padres y profesores?

Mi abuela cree que si la había, pero al padre le metieron en un campo de concentración durante la Guerra y la madre estaba enferma. Por lo que llevaron a sus hijas fuera de España para protegerla entonces cuando estuvieron en Casa Blanca y Tánger, ella no estuvo con sus padres, sino con sus tíos y no se acuerda muy bien si había relación o no.



23)   ¿Podía exponer su opinión a los profesores?

En el colegio de Tánger ni pensarlo, por la ideología que tenia, y en los demás no se acuerda muy bien porque era muy chica, pero cree que no pasaba nada en los colegios que estuvo antes de empezar la guerra.



24)  ¿Cómo era la relación maestro alumno?

Ella recuerda sobre todo a la primera  y su relación con ella era muy buena. Dice que era una persona muy seria pero agradable, nadie lloraba en sus clases, y era una profesora muy buena. La otra maestra a la que recuerda un poco era a la monja de Tánger, que dice que era muy sin vergüenza y regañaba mucho a los niños de familia comunista, no llegaban a pega pero algún empujón sí que daban.



25)  ¿Qué destacaría de su experiencia escolar? ¿Recuerda alguna anécdota?

De su experiencia escolar destacaría  el haber aprendido a leer y a escribir que era muy raro en esa época, además a ella le apasiona leer y hasta hoy en día lo sigue haciendo.

Una anécdota que recuerda de su primer colegio era que con las niñas de su clase a las espaldas de la profesora se metían con ella diciéndole una rima que decía” Doña Petronila la del trompo y la guita” y salían corriendo. Eso para ella es un buen recuerdo de su infancia.


Me ha encantado hacerle este cuestionario a mi abuela, he aprendido muchísimode esto, y además he notado que a ella le ha gustado mucho. Me lo contó todo como si lo estuviese viviendo ahora y en vez de darle las gracias yo a ella, fué ella quien me las dió a mi.
La verdad que es una experiencia muy bonita y me ha encantado que sea junto a mi abuela.


                                                                                                                             Elena Escriche Real.